martes, 17 de octubre de 2017

Alfambra, hace 62 años. Tal día como hoy.


                           Como los soldados presentan armas a su general.


Alfambra en 1948.
Alfambra, hoy.

   Las hemerotecas proporcionan a los investigadores documentos para poder estudiar la Historia que nos tocó vivir y nos marcó para siempre.
   Es conveniente narrar los hechos, tal como ocurrieron, a las generaciones más jóvenes. 
   Durante muchos años se han ocultado en las escuelas, institutos, colegios privados, o concertados mantenidos con fondos públicos y aun Universidad,  los hechos tal como ocurrieron.
   Es necesario enseñar a las gentes, de cualquier condición,  la realidad que les rodea y la configuración de la misma. 
   Sin ir más lejos ahí les dejo esta "Hoja parroquial" que se distribuía, previa suscripción cuasi obligatoria, entre las gentes del pueblo turolense de Alfambra, y que escribía de cabo a rabo y de su propia mano, quien fuera cura párroco de la misma durante quince años, entre 1944 y 1959, Mosén César Navarrete Cortés. 
   Él fue el promotor de la erección del monumento al sagrado corazón de Jesús que está enclavado sobre la cima del cerro que preside el pueblo. 
  Si se quiere seguir el proceso de la construcción de este monumento no tienen más que leer los distintos números de esta "Voz de la parroquia" que comenzó a publicar el cura, con el apoyo del obispo León Villuendas Polo en 1952 y finalizó en 1959, cuando el mosén abandonó el pueblo. 
  Les aseguro que no se aburrirán con su lectura. Estas páginas dan para entender la vida diaria de las gentes alfambrinas sometidas a las soflamas del cura párroco. Si hubo discrepancias con el mismo nunca aparecieron escritas. Se grabaron en lo más hondo de las personas y quedaron en la genética sociológica de los años que siguieron. 
  Va siendo hora de que revisemos esos textos, de que los demos a conocer, de que los estudiemos. 
   Les ofrezco una muestra tan sólo, la correspondiente al texto publicado el 16 de octubre de 1955, cuando con su lenguaje guerrero, exaltado, en ocasiones incendiario, que domina casi todas las hojas parroquiales, comienza las obras para subir al viejo castillo y, a golpe de pico y pala, consigue que sus súbditos excaven  un camino "de seiscientos metros en un sólo día". 
  Eso sí, no encontrarán en el archivo municipal ningún permiso de obras, ningún plano de la erección del monumento, ningún documento que le dé la propiedad del terreno al constructor. 
  Les dejo tan sólo algunas muestras, de momento, de lo que fue el sueño de este mosén.
... nº 13, 5 julio 1953. Un sueño pastoral: colocar sobre el cerro del castillo una imagen del Sagrado Corazón tan grande como la torre para que se vea de todos los puntos de nuestro término y aún más. ¿Cuándo llegará ese día".
... nº 37. 4 julio 1954. "Mi proyecto, mi ilusión, mi sueño es levantar un monumento al Sagrado Corazón".
... nº 46. 21 noviembre 1954. "La conquista de Alfambra dio a los cristianos la conquista de Teruel; con la sola diferencia de que aquellos guerreros que luchaban con espadas y con lanzas les costó dos años, y a los soldados de Franco que luchan con aviones y carros de combate les costó 15 días justos. En la guerra contra los moros, Alfambra el 1169, y Teruel, el 1171; en la guerra contra el comuismo Alfambra el 7 de febrero, y Teruel el 22 del mismo mes y año. Está demostrado por la Historia que para salvar a Teruel, es necesario salvar antes a Alfambra".
... nº 63. 7 agosto 1955. "Nosotros hemos levantado en la plaza de la iglesia un sencillo monumento, en que bajo la mirada de la Patrona están escritos los nombres de cuarenta mártires de la Religión y de la Patria. Es nuestra aportación en sangre a la Cruzada de Liberación del año 1936, que no historiamos porque la llevamos escrita en nuestra sangre".
... nº 85. 8 julio 1956. "¡Día 29 de junio de 9156! ¡Fiesta de la inauguración solemnísima del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús en Alfambra! ¡Día inolvidable y glorioso para nuestro pueblo, día el más grande de su historia! 

    Les dejo una copia del ejemplar publicado hace hoy 62 años justos. Y remarco algunos párrafos.
      No podemos saber a dónde vamos si no conocemos de dónde venimos. 
   





miércoles, 11 de octubre de 2017

Jota para las personas pirómanas.



   

     En estos días de las fiestas del Pilar ahí les dejo una jota

        “Eres tú la que decías
dale fuego al chaparral
y ahora que lo ves ardiendo
lo quisieras apagar”.

  

Nacho del Río y Yolanda Larpa. "Dale fuego al chaparral" - YouTube

https://www.youtube.com/watch?v=elH_Qj5F_GM
7 jun. 2014 - Subido por neburzgz
Jota "Dale fuego al chaparral" interpretada por Nacho del Río y Yolanda Larpa


A todas las personas incendiarias de todos los pelajes, a las nacionales cobijadas en banderas de igual da, a las naranjitas de peluquines arlequinados, a las arrimadas ciudadanas, a las rasputines de barbadas trenzas, a las puigdemontistas Beatles de peinados sin frente, a las rajoyanas del espeso chapapote, a las navegantes entre charcos fementidos, a las morenetas tuertas monserratinas, a las bestias caudillistas de botas siniestras, a las depertadoras de la fiera taurómaca cornimocha, a las trabucaires de alpargatas desabrochadas, a las birojas tripatristes del embuste siniestro, a las casadas pablistas analfabetas del siniestro tiro fusilero, a las adolescentes ombliguistas sinsentido, a las espejitas mágicas del queguapoquesoy quetipoquetengo, a las hijas charneguistas del pijoaparte devenidas esteladas, a las rambleras del aporellos aporellos, a las besuconas del policero mosso o picoleto, a las calvorotas iluminadas de gafotas diseñadas, a las rufianes de todas las ruindades, a las sorayistas que no dan la talla, a las anticapitalistas avant la lettre del no sé hacia dónde voy, a las cantadoras de un sol que nos trajo esta sequía aterradora, a las empresarias mangoneistas de los mercados humanos, a las ajedrecistas de la tensión en el filo del abismo despeñadero, a las pescadoras de todos los ríos enfangados, a las estafadoras de todas las vidas, a las mentirosas, a las cobardes, a las trabucaires, a las presumidoras de testículos capones botafumeiras del Santiago y cierra España, a los caganés del pesebre belenita, a las joteras del chotis asardanado, a las estibadoras de la cuerda hasta que se rompa, a las ignorantes porque no leyeron El Quijote y siguen en “la razón de la sinrazón que a la sazón de mi razón se me hace”, a los comediantes de la trágica mojiganga…

Que el fuego os queme por inquisidores pirómanos.

           Estoy en el Moncayo.


        

El Moncayo, jota aragonesa, canta: Fernando Checa - YouTube

https://www.youtube.com/watch?v=gAuIidhTH1g
1 nov. 2007 - Subido por jotaire
HE DE SUBIR AL MOCAYO PARA ECHARLE UN PULSO AL CIELO



sábado, 7 de octubre de 2017

Sí, les confieso que tengo miedo.






                    



  Copio y comparto este texto del gran escritor Antonio Muñoz Molina


Defender la cordura


Antonio Muñoz Molina.7 OCT 2017 -

Nunca hemos vivido días así. Tenemos miedo a mirar las noticias en el teléfono móvil y abrimos con alarma el correo electrónico. Ponemos la radio con urgencia y con aprensión, con la certeza de que vamos a recibir un sobresalto. Leemos artículos y escuchamos voces buscando información, o algo de tranquilidad, o respiro, o esperanza, y rara vez encontramos algo que no sea desolador, o alarmante, o fatigoso de tan repetido. Desde los tiempos de nuestra juventud no ha sido tan incierto el futuro inmediato.

 Nuestros hijos viven ahora en primera persona incertidumbres semejantes a las que nosotros les hemos contado: cuando nuestra vida entera dependía de lo que pasara o no pasara al día siguiente, esa misma noche, al cabo de unas horas.

Vamos por una ciudad alemana soleada y festiva en la mañana del domingo 1 de octubre y sacamos a cada momento el teléfono del bolsillo, aquejados por una especie de enfermedad secreta que a nuestro alrededor nadie comparte, que a nadie le importa. Las desgracias de otros son imágenes rápidas y truculentas que se repiten en bucle en los canales internacionales de noticias. Nos da miedo mirar las pantallas en los lugares públicos, en los mostradores silenciosos del aeropuerto. Como en los peores días de la amenaza golpista, o la del terrorismo, nos sabemos a merced de fuerzas virulentas y sin ningún escrúpulo que aspiran a la irrupción de lo peor, a la espoleta de lo irreparable y de lo irreversible. Estamos a merced de la estupidez, del fanatismo, de la ceguera, del desbordamiento del odio, de las consecuencias imprevisibles y casi siempre desastrosas de la frivolidad, la tontería, del fervor de las ebriedades colectivas. Un puro golpe de azar, alguien que pierda el control, un accidente, puede desatar el incendio en un ambiente que se parece a lo que los químicos llaman, sin metáfora alguna, una atmósfera explosiva. Lo más grave no son las palabras, ni las grandes visiones panorámicas de multitudes con banderas, el espectáculo siempre alentador y gratuito de los sueños, o los delirios. Lo grave es siempre el daño a las personas concretas, a los más frágiles, a los que están solos o en minoría, los que no tienen la culpa de nada. Lo más grave es cuando la ideología se convierte en pretexto para la agresión contra el que no puede defenderse. Lo concreto es lo único real. Las cosas no suceden: le suceden a alguien. No es lícito apalear a una persona indefensa. Es una crueldad inmunda señalar a un niño en una escuela enfrente de sus compañeros porque su padre es guardia civil. No se puede acosar a un futbolista y pedir su expulsión y llamarlo extranjero con una xenofobia cobarde y simétrica a los que gritan insultos idénticos desde el otro lado, esgrimiendo banderas en apariencia hostiles entre sí pero idénticas en su utilidad como armas arrojadizas.
Aquí solo ganan los pescadores en río revuelto, los corruptos que se mimetizan en el barullo de las banderas,
Hay que parar. Es urgente una tregua. A cualquier precio hay que recobrar la cordura, o al menos dejar en suspenso tanta vehemencia.

 No conozco a nadie razonable que no tenga miedo estos días, que no sienta vértigo, abatimiento, amargura.

 Solo a los exaltados les complace esta escalada que no sabemos en qué concluirá si seguimos así, pero que ya está dando sus resultados desastrosos. Las personas a las que conozco y con las que hablo estos días tienen ideas y aspiraciones muy distintas, y a veces en apariencia irreconciliables, pero están unidas, estamos, por este común abatimiento que ya no es solo político, porque invade hasta lo más recóndito de nuestras vidas privadas.
Era desolador ver a la gente que aclamaba a los policías y guardias civiles que iban a viajar a Cataluña al grito bárbaro de “¡A por ellos!”. Da miedo esa consigna gritada ahora en Cataluña, “Las calles siempre serán nuestras”. Provoca el mismo escalofrío que aquel exabrupto de Manuel Fraga cuando era ministro de Gobernación: “La calle es mía”.

No soy equidistante. No es equidistancia reclamar que las calles sean de todos. No lo es darse cuenta y advertir de que todos vamos a salir perdiendo con este gran desgarro. Ya estamos perdiendo. Ya está cayendo el valor de los ahorros en los bancos más sometidos a la incertidumbre. Ya se han abierto heridas y se han agrandado sin necesidad zonas de fractura que ahora son abismos y que habrían podido aliviarse con un poco de buen sentido y buena voluntad. Aquí solo ganan los pescadores en río revuelto, los corruptos que se mimetizan en el barullo de las banderas, los partidarios de sustituir el sistema democrático por tiranías populistas, de ahogar las libertades personales en el pantano de las unanimidades colectivas, los alentadores de una vana intransigencia española que a estas alturas, aparte de dañina, es ridícula, aunque acabe dando algunos votos.
Pero nada de esto es importante ahora mismo. Ahora lo urgente, lo imprescindible, no es pertrecharse cada uno en sus convicciones, por muy de sentido común que le parezcan, por muy cargado de razón que se crea. A estas alturas lo más probable en esta confusión es que solo escuchemos ecos de nuestras propias voces que nos confirmen inútilmente lo que ya pensábamos. Lo urgente es establecer, improvisar, un espacio de concordia, por precario que sea, empezando por el logro mínimo de esforzarse uno mismo en no decir nada o hacer nada que pueda agravar el encono. Si algo hay de sobra son incendiarios voluntariosos. Salvo los más cerriles o los más iluminados, todos sabemos, cada uno en el grado distinto y legítimo de sus diferencias, que aquí no va a haber una victoria que no sea una derrota común. Pueden cambiarse las leyes políticas, pero no la ley de la gravedad. Puede cambiar el trazado de las fronteras, pero no la geografía. Estamos tan cerca y estamos tan mezclados desde hace tanto tiempo que hasta con la separación más belicosa no dejaremos de estar juntos, de hacer negocios, de comprar y vender cosas, de tener amigos, socios, lazos familiares. De modo que en algún momento, los que mandan, los que nos han arrastrado hasta aquí, tendrán que sentarse y tendrán que alcanzar acuerdos. Los alemanes y los franceses lo hicieron después de más de un siglo de guerras cada vez más espantosas y así dieron origen a la Unión Europea que ahora nos ampara a todos. Alfredo Pérez Rubalcaba publicó hace unos días en estas páginas un artículo lleno de sensatez y claridad que es también una propuesta práctica de concordia. Lo peor solo es inevitable cuando ya ha sucedido. Y que nadie se engañe: lo peor para los unos no traerá lo mejor para los otros. Hay veces que una calamidad común vuelve irrisorias las diferencias al principio menores que la desataron. Después de cada desastre y cada horror de la historia, las partes implicadas no tienen más remedio que sentarse sombríamente a negociar. No entiendo cómo puede no ser preferible hacerlo antes de que el desastre suceda.

viernes, 6 de octubre de 2017

Propuesta didáctica para alumnos de bachillerato y aun universitarios.






   Propuesta didáctica para alumnos de bachillerato y aun  universitarios.

   Aquí les dejo un texto escrito por el profesor Viçenç Navarro.
¿No aparece en los programas de bachillerato el estudio de textos publicados en medios de comunicación escritos?
. Con frecuencia se proponen para ser comprendidos, y aun analizados, en las pruebas selectivas de acceso a la Universidad.
. Con frecuencia se queja mucha gente, docente o no, de que los alumnos nos comprenden lo que en esos textos se dice.
.  Con más frecuencia de la que se debiera se da más importancia, y mejor calificación, en esas pruebas de acceso universitario, a quien ha analizado con corrección sintáctica una línea y media de dicho texto.
. ¿Por qué no poner en relación las expresiones lingüísticas que aparecen en el texto y la aportación al análisis histórico que en el mismo aparece?
. ¿Por qué no realizar un análisis de los contenidos históricos que aparecen en este texto que les propongo? Al fin y al cabo ha sido publicado en un periódico.
. Ya sé que en internet “se mira” más que “se lee” y que los periódicos no se leen.
. Les propongo la lectura comprensiva, el conocimiento histórico, la organización expositiva y la interiorización personal del texto.
. Profesores de Lengua española y de Historia, ahí tienen una propuesta.
 (En la escuela de mi pueblo nos decían que la bandera de España era “roja igualda”. Siempre pensé que daba igual roja que no. Tardé mucho en entender lo de “roja y gualda”. ¿Significaban lo mismo las palabras “gualda” y “amarillo”? El maestro nunca escribió en la pizarra esa expresión.  Me sonrojo con la agitación actual de banderas y pienso que “igual da”, “igualda” que “y gualda”. )

Y quien quiera aprender que aprenda.






El inicio del fin del régimen del 78
Octubre 6, 2017
Vicenç Navarro
Como indiqué en un artículo anterior reciente (La necesaria movilización de las fuerzas democráticas frente a los herederos del franquismo, Público, 28.09.17), ha habido siempre dos visiones de lo que es España. Una ha sido la dominante, que alcanzó su máximo desarrollo durante la dictadura franquista, y que ha continuado durante todo el periodo postdictatorial democrático, como consecuencia del gran dominio que las fuerzas conservadoras tuvieron sobre el aparato del Estado y sobre la gran mayoría de los medios de información en el proceso de transición de la dictadura a la democracia, mal definido como modélico. Tal visión es la uninacional, presentando a España como la única nación existente de la península ibérica no portuguesa, y que se encuentra reflejada en un Estado monárquico centrado en la capital del Reino, Madrid (que tiene poco que ver con el Madrid popular), de la cual irradian todas las otras regiones, situación claramente reflejada en su sistema de transporte radial, tomando la capital como punto de llegada y de salida de cualquier vía de trasporte. Tal visión de España ha sido históricamente la característica de las derechas españolas. Ni que decir tiene que han ocurrido cambios importantes en este Estado uninacional que han diluido algo su centralismo. Pero, por lo general, este ha mantenido las principales características del Estado uninacional, en cuyos aparatos continúa reinando la cultura heredada del régimen dictatorial anterior, incluyendo su uninacionalidad.
La otra visión es la plurinacional, que piensa que en España hay varias naciones con distintos idiomas y culturas que deben asociarse voluntariamente y no por la fuerza, con soberanías que puedan compartirse si así lo desean. Esta última visión es la más arraigada en la cultura republicana, promovida históricamente por las izquierdas. Alcanzó su máxima expresión durante la II República, que fue interrumpida por un golpe militar (ayudado por tropas del régimen nazi alemán y del fascista italiano) estimulado por las derechas, realizado por unas tropas que se definieron a sí mismas como las “nacionales”, que dijeron defender la Unidad de España, unidad que, por cierto, nadie estaba cuestionando. Lo que el president Companys de la Generalitat de Catalunya estaba pidiendo no era la desunión, sino la redefinición de España. El president Companys, lejos de ser secesionista, se consideraba español y quería ayudar a establecer una nueva España. Era altamente popular, no solo en Catalunya, sino también en el resto de España. Un indicador de ello es que cuando fue liberado de la cárcel de Cádiz, fue aclamado por la población de las distintas ciudades españolas que tuvo que atravesar en su vuelta a Barcelona. Esta visión plurinacional fue brutalmente reprimida (el president Companys fue fusilado) durante la dictadura, siendo considerada como la anti-España. Tal visión plurinacional fue también la que estaba en los programas de todos los partidos de izquierda, tanto catalanes como españoles, durante la resistencia antifascista. Todos ellos apoyaron el derecho de autodeterminación (lo que ahora se llama el derecho a decidir), garantizando así una unión voluntaria y no forzada de los distintos pueblos y naciones de España.
La imposición por parte del Monarca y del Ejército de la visión uninacional en el periodo democrático
Dicha visión fue abandonada, sin embargo, durante la transición debido al veto que pusieron el Monarca y el Ejército. Las izquierdas catalanas, sin embargo, nunca abandonaron tal compromiso.  Y el gobierno tripartito dirigido por el socialista Pasqual Maragall propuso un Estatut en 2005 que definía a Catalunya como nación dentro del Estado español, Estatut que, a pesar de haber sido votado y aprobado por el Parlament, por las Cortes Españolas (con sustanciales recortes) y por la población catalana en un referéndum, fue vetado por las derechas españolas, lideradas por el PP, que controlaban (y continúan controlando) el Tribunal Constitucional. Fue, como bien señala el conocido y reputado catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo, en su reciente artículo L’obligació de Rajoy, ARA (04.10.17), “un golpe de Estado” en el que se violaba la llamada soberanía popular (expresada en la aprobación del Estatut en el Parlament, en las Cortes Españolas y en el referéndum que tuvo lugar en Catalunya) por parte de un tribunal (el Tribunal Constitucional) controlado por las derechas herederas del Estado franquista, vetándolo. Y todo ello bajo el acuerdo constitucional, sancionado por la inmodélica transición. De ahí surgió, como también señala Javier Pérez Royo, la rebelión que ha llevado al 1 de octubre. A ello ha contribuido la enorme pasividad y el silencio ensordecedor del PSOE y de la gran mayoría de la intelectualidad española. Esta rebelión fue radicalizándose a medida que el gobierno Rajoy, máxima expresión e instrumento de los vencedores de la Guerra Civil y de las fuerzas que dominaron la transición, ignoró, desoyó y despreció las propuestas que le hicieron los sucesivos gobiernos de la Generalitat para redefinir su relación con el Estado español. Era, pues, inevitable que lo que está pasando, pasara. Los partidos independentistas, principalmente dos bajo la alianza de Junts Pel Sí, no habían sido independentistas hasta recientemente, siguiendo un proceso bastante predecible: la gran mayoría de ellos (CDC y ERC) habían sido antes federalistas, transformándose en independentistas cuando no vieron ninguna posibilidad de cambio dentro del Estado actual.
Las raíces franquistas de las derechas españolas (muchas de las cuales se definen como de centro o centroderecha)
Está claro que la mayor responsable de la gran crisis existente hoy en España es la pervivencia de la cultura franquista en los aparatos del Estado. Hay que recordar que el PP fue fundado en 1977 bajo el nombre de Alianza Popular, una alianza de las asociaciones políticas de ultraderecha franquista de las cuales las más destacadas fueron: Reforma Democrática, liderada por Fraga Iribarne, ministro del Estado dictatorial franquista durante el periodo 1962-1969 y 1975-1976; Unión del Pueblo Español, liderada por Cruz Martínez Esteruelas, ministro entre 1974-1976; Acción Democrática Española, liderada por Federico Silva Muñoz, ministro en 1965-1970; Democracia Social, liderada por Licinio de la Fuente y de la Fuente, ministro en 1969-1975, y vicepresidente del gobierno durante el periodo 1974-1975; Acción Regional, liderado por Laureano López Rodó, ministro en 1965-1967, 1967-1973 y 1973-1974; Unión Social Popular, liderado por Enrique Thomas de Carranza, gobernador de Toledo en 1965-1969 y procurador de las Cortes Españolas en 1971-1977, miembro de Fuerza Nueva; y Unión Nacional Española, ministro en 1970-1974. Todos ellos eran fundadores de dicha fuerza política. Hoy la relación entre tal partido y aquel régimen se reproduce leyendo la biografía de gran número de sus dirigentes. Un ejemplo es Rafael Hernando, actual portavoz parlamentario del PP en el Congreso de los Diputados, que fue miembro de Alianza Popular desde los años ochenta, y que según algunas informaciones periodísticas habría mostrado simpatías hacia el partido de ultraderecha Fuerza Nueva.
Ni que decir tiene que dicho partido es una especie de paraguas bajo el cual hay diversas sensibilidades, desde la fascista (que explica que en España no haya un partido ultraderechista de masas) hasta la cristianodemócrata y la liberal. Pero su cultura hegemónica es claramente franquista, y su nacionalismo uninacional extremo es heredero del existente durante la dictadura. Esta visión, tanto en la versión extrema como en la versión más moderada, es la que domina la intelectualidad española, basada en la capital del Reino. Han contribuido a ello los mayores medios de información, incluyendo El País, que fue establecido por algunos personajes dentro de la dictadura que se consideraron reformadores, tales como Fraga Iribarne, quien fichó a Juan Luis Cebrián para que lo gestionara. Juan Luis Cebrián (cuyo padre fue el director del diario Arriba, el diario oficial del régimen fascista) había sido director de los servicios informativos de la Radio Televisión Española en 1974, que era el mayor instrumento propagandístico del régimen dictatorial. Ni que decir tiene que El País fue abriéndose, permitiendo cierta pluralidad en sus páginas, de las cuales fueron excluidas, con notables excepciones, las izquierdas y los que cuestionaron la visión uninacional del Estado, convirtiéndose en el máximo valedor de la Monarquía y de tal Estado. Su respuesta a la crisis actual ha sido un furibundo ataque a las nuevas izquierdas y a los partidos independentistas (el último ejemplo es el artículo de uno de sus intelectuales, el Sr. Santos Juliá, que, predeciblemente, atribuye todo lo que ocurre en Catalunya a la CUP, un partido independentista que obtuvo solo un 8% de los votos validos en las elecciones de 2015).
El establishment uninacional, heredero del franquismo, pone todo el peso de su argumentario en defensa de su visión uninacional (que justifica la represión llevada a cabo por los aparatos judiciales y de seguridad del Estado en Catalunya) en el respeto a la ley y a la Constitución, leyes y Constitución que en gran medida fueron elaboradas en un proceso altamente desigual (que propagandística y erróneamente se definió como modélico), dominado por las derechas.
Ni que decir tiene que, incluso en el caso de que se aceptara que la ley refleja la soberanía popular (supuesto altamente cuestionable), hay que señalar que el gobierno Rajoy se ha saltado las leyes españolas constantemente, siendo uno de los partidos políticos con mayor corrupción en España. Y, de nuevo, incluso aceptando que la ley fuera resultado de la soberanía popular (que no lo es), su aplicación es constantemente sesgada a favor de los intereses económicos, financieros, religiosos, partidistas y de clase que ejercen un enorme dominio sobre el aparato judicial; el caso Millet en Catalunya y el caso Púnica en España son un ejemplo de ello. El enorme conservadurismo y corporativismo del estamento judicial es de sobras conocido.
La incapacidad de comprender qué pasa en Catalunya (y en España) 
Otra característica del pensamiento uninacional típico del régimen del 78 es su incapacidad para entender lo que ocurre en Catalunya, atribuyendo el movimiento de rebeldía en defensa de la identidad y la nación catalanas a la propaganda y capacidad de movilización de los partidos gobernantes en la Generalitat de Catalunya, antes Convergència i Unió (alianza de un partido liberal y un partido cristianodemócrata) y ahora el mismo partido Convergència con ERC. En dicha interpretación se olvida que el primer partido, Convergència, ha caído en gran descrédito debido a haberse conocido la gran corrupción de su dirección, que utilizó la Generalitat de Catalunya como si fuera de su propiedad para su beneficio personal (situación que Pablo Iglesias ha definido, con acierto, como el nacional-patrimonialismo del PP, y que puede atribuirse igualmente a CDC), teniendo incluso que cambiar su nombre a PDeCAT. El otro partido de la coalición CiU, Unió Democràtica, ha desaparecido.
Se olvida u oculta también que los que propusieron el Estatut de Catalunya del 2005 fueron las izquierdas (el tripartito dirigido por Pasqual Maragall). Y también se ignora que las movilizaciones iniciales fueron para defender tal Estatut. Su posterior radicalización es responsabilidad de la insensibilidad democrática y de la falta de respeto a la plurinacionalidad por parte del Estado central. Es sorprendente que la mayoría de artículos sobre la crisis publicados, por ejemplo, en El País, hayan sido críticos con Junts Pel Sí y pocos con el gobierno Rajoy.
El sectarismo del establishment intelectual-mediático español
Creo haber sido uno de los autores catalanes y españoles que más ha criticado en España y en Catalunya al gobierno de Junts Pel Sí de la Generalitat de Catalunya por sus políticas económicas y sociales, que pertenecían claramente a la sensibilidad neoliberal, la misma, por cierto, que inspiró al gobierno del PP (en realidad, las tensiones nacionales entre el gobierno del PP y Junts Pel Sí están ocultando la enorme crisis social que sus políticas económicas han provocado; la evidencia de ello es abrumadora). Y también he criticado el comportamiento antidemocrático de Junts Pel Sí, mostrado en su manipulación sectaria del Parlament de Catalunya, como bien denunció el parlamentario Joan Coscubiela, de la coalición Catalunya Sí que es Pot.
Ahora bien, es de un sectarismo denunciable el comportamiento del establishment político-mediático español y de su intelectualidad (incluyendo grandes sectores de la intelectualidad de la izquierda española), que mientras denuncian en varias páginas de El País (uno de los rotativos más sectarios hoy en España, eje del establishment mediático uninacional, profundamente hostil a los nacionalismos “periféricos” y a las nuevas izquierdas, y defensor a ultranza del régimen del 78, definiendo la transición como modélica) el comportamiento antidemocrático de Junts Pel Sí, permanecen callados, en un silencio ensordecedor, frente a la enorme represión que ha ocurrido en Catalunya (alrededor de 900 heridos). Es interesante señalar que la atribución de la mayor responsabilidad por la gran crisis política del país al gobierno catalán es característica del uninacionalismo franquista vigente que apareció también en el discurso del rey Felipe VI. Una postura más equilibrada, pero también errónea, es la que atribuye la responsabilidad en igualdad de condiciones al gobierno central y al gobierno catalán, y digo errónea porque es fácil de demostrar que ha sido la versión uninacional franquista, presente no solo en el gobierno Rajoy, sino también en el establishment político-mediático español, la causante de la gran crisis política del país.
Una última observación: el error de algunas voces de izquierdas 
Una postura bastante extendida en amplios sectores de las izquierdas españolas es considerar estas discusiones y tensiones como resultado del protagonismo de los nacionalismos en la vida política del país, que están ocultando la enorme crisis social del país. Esta percepción, a la cual me he referido en varias ocasiones, tiene un gran elemento de verdad. Describe parte de la situación actual. Es, pues, necesario subrayar la importancia de este argumento. Ahora bien, un argumento puede ser necesario pero no suficiente, ya que el mismo Estado uninacional que prohíbe y persigue el plurinacionalismo en España es también (como he documentado ampliamente) el Estado responsable de la crisis social actual. Esto es una realidad obvia, de manera que el tema social está íntimamente ligado al tema nacional. De ahí que históricamente las izquierdas, no solo las catalanas, sino también las españolas, hubieran incorporado en sus proyectos de gobierno el apoyo a un Estado republicano plurinacional. Hay que recuperar la validez del proyecto republicano social y plurinacional. Y me alegra constatar que ello está ya ocurriendo. En Catalunya, en las movilizaciones, pueden verse más y más banderas republicanas. Y lo mismo está ocurriendo a lo largo del territorio español.
Hay una creciente constatación en Catalunya que para conseguir un cambio social y nacional hay que favorecer y defender la reestructuración del Estado español, por el bien de España y por el bien de Catalunya. Las nuevas izquierdas están hoy cuestionando la uninacionalidad de España. Su iniciativa de invitar a todas las fuerzas democráticas a actuar de forma colaborativa para trasformar España (incluyendo Catalunya) es de una enorme trascendencia e importancia.
Ni que decir tiene que las derechas postfranquistas están acusando a tales nuevas izquierdas de ayudar al independentismo. Y dicho mensaje aparece extensamente hoy en el establishment uninacional español, alcanzando niveles grotescos en su promoción internacional. Nada menos que el director de la oficina en Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales (European Council of Foreign Relations), escribió hace unos días un artículo que define al movimiento de rebelión en Catalunya frente al Estado central como un movimiento racista (sí, ha leído bien, racista) que considera a los españoles como inferiores, y acusando, por si no fuera poco, a Podemos de proindependentista, utilizando “tácticas insurreccionales” (tal personaje se llama Francisco de Borja Lasheras; su artículo aparece en Social Europe). Y lo que es más lamentable es que algunas izquierdas están contribuyendo a esta campaña. Pero cualquier persona que conozca la realidad (pasada y presente) de este país puede ver que la única solución para mantener España unida hoy es precisamente pidiendo una alianza de todas las fuerzas democráticas en oposición al establishment heredero del franquismo. La vía actual defendida por el Rey y por Rajoy creará la ruptura de España.