jueves, 28 de febrero de 2019

La Falange en Teruel. Arsenio Perales Guerricabeitia.



Medalla de la vieja guardia de Falange. Anverso.

Medalla concedida a Arsenio Perales Guerricabeitia. Grabada lleva la fecha en que el condecorado ingresó en Falange española tradicionalista, 1933. Reverso.


        

        La casa de antigüedades "Art & Antiques" radicada en Zaragoza puso a la venta y vendió la medalla que reporduzco aquí.

   Para su promoción indicaba que           "La medalla va acompañada de una insignia de pequeño tamaño para colocar en la solapa. También se presenta con un documento que atestigua que el receptor de la medalla, Arsenio Perales Guerricabeitia, fue una persona real y un importante cargo del régimen franquista.
                   El documento constata el nombramiento de Perales Guerricabeitia como Vicesecretario Provincial de Ordenación Económica de la Delegación Sindical Provincial de Teruel, con fecha de 2 de febrero de 1942. Se trata de un importante personaje de la época, muy relacionado con Francisco Franco y con alta significación política dentro del régimen.
   La medalla es de metal dorado y esmaltado, y pende de una   cinta roja y amarilla con los colores de la bandera. En la condecoración podemos ver once estrellas que, según la Hermandad de la Vieja Guardia, representan "un lucero en recuerdo de José Antonio (el más grande y en la parte superior), acompañado de diez luceros que indican la presencia de una escuadra de Primera Línea y otra de Segunda Línea, leales hasta la muerte en la hora auroral de Una Patria Grande y Libre". Las estrellas, que resaltan sobre un fondo de esmalte azul oscuro, están rodeadas por una corona de laurel esmaltada en color verde."


     Arsenio Perales Guerricabeitia en 1941 era Delegado de Información e investigación de Falange española tradicionalista y de las JONS en Teruel. 
        Según documentos que he podido leer, el tal Arsenio Perales nunca ponía su firma al final de la doble página, previamente impresa de su informe, sino tan sólo la fecha y el sello de Falange.
         Ese mismo año el Gobernador civil y Jefe provincial del Movimiento de Teruel,  José María Sánchez Ventura, le nombró concejal del Ayuntamiento , para controlar la actuación del Alcalde José Maicas,  según el mismo Gobernador declara por escrito. 
        Eran momentos de mucha tensión y luchas por el poder en la ciudad de Teruel.  Y también de enriquecerse con el expolio y el estraperlo.
 
 

miércoles, 20 de febrero de 2019

Salgo de túnel de Canfranc ... y el dinosaurio aún sigue aquí.




En Toulouse.




      



     De nuevo en Toulouse. Otra vez en la ciudad rosa. En la zona de la Universidad Paul Sabatier. En la loma de una colina atiendo las necesidades familiares que han llevado a uno de mis nietos al hospital Larrey, mientras remite su fiebre y el oxígeno regenera su parénquima atacado.

            Con el sol de la tarde observo desde una ventana los saltos eléctricos de un par de ardillas volando entre los pinos. Tomo el autobús que desciende esta colina bordeando los jardines boscosos del Lycée Bellevue, me sumerjo en el metro, bastantes paradas después asciendo las escaleras hasta el boulevard Jean Jaurés, camino hacia la place Capitol, siempre llena de sol, en donde emergen los edificios construidos con ladrillos rosáceos.

            A la hora del mediodía las calles que acceden a la misma plaza están bloqueadas con tanquetas, camiones cisterna y tocineras entre las que caminan gendarmes bien pertrechados de polainas, coderas, hombreras, chalecos y armas terciadas sobre sus potentes pechos. Es sábado y todos los sábados desde hace un par de meses esperan a los chalecos amarillos infiltrados de elementos que rompen cuando pueden las cristaleras de los comercios de alrededor.

Los gendarmes no se andan con caricias y reparten palos y manguerazos manifestando la apertura política de un Macron reaccionario.

La calle del Taur aún no está cerrada. Siempre que llego a Toulouse camino por ella flanqueado por librerías antiguas, con estanterías repletas de tesoros bibliográficos.

            Camino desde Capitol hasta San Serenin. La calle es estrecha, recta y no alcanza los trescientos metros. Casi al final de la misma, en la parte izquierda hacia San Serenin, un edificio que ahora alberga la cinemateca y diversas actividades culturales, una lápida marmórea muestra con letras marcadas en rojo que aquí, en este edificio que conserva los mismos rotulados números entonces y ahora, justo en este lugar de la calle Taur, se instaló durante la dictadura franquista la sede del Partido solcialista obrero español y de la Unión general de trabajadores.
Saint Serenin. Toulose. foto cac.






Fotografío la fachada hoy, me adentro en el patio interior de esta casona histórica marcada por abundantes dependencias de distintos signos culturales. Rememoro la historia del exilio republicano español también marcado sobre la fachada de la gare de Oloron sainte Marie. Allí se habla de la retirada y aquí de la acogida, justo en esta calle del Taur, rotulada también por el camino de Santiago, donde los peregrinos se detenían en el acogedor templo románico de este espléndido Saint Serenin, erguido hacia un insinuante gótico apreciado en sus columnas interiores y en su airosa torre.

Camino a su alrededor, rememoro historias medievales, peregrino por el arte asentado sobre la piedra, el ladrillo y las pétreas columnas y a través de sus ojivas ajimezadas, pienso en la libertad peregrina y dolida de los refugiados españoles que aquí tuvieron acogida, observo la inscripción grabada sobre la fachada de la calle del Taur números 69 y 71, y siento dentro de mí las palabras que repiten y repiten algunos mequetrefes botarates de la politicastra española, otra vez plagada de toros y panderetas que agitan las anunciadas elecciones, cacareando de nuevo ciertas gallinas que quieren ser gallitos en un corral que sigue oliendo a femera, donde como decía mi sabia abuela “aquí el que más chifla … capador”.

            Volveré de nuevo por el hermoso valle de Aspe, comprobaré la llegada del tren hasta Bedous, veré cómo se ha despejado ya la antigua vía canfranera, cruzaré el túnel del Somport, me dará de nuevo el sol de la tarde en la cara y me quedaré deslumbrado, a ciegas por el raca y raca de banderita tú eres linda proclamada por la voxística España del triunvirato trifascio en la plaza madrileña de la testosterona colonialista.

Cuando abro los ojos el león dormido de Oroel me recuerda que el dinosario todavía sigue allí, en el valle donde en tiempos colgaban a los moros, en Cuelgamuros, a los pies de una cristo yacente.



   Con Valle Inclán “me quito el cráneo” y oigo a uno de de sus personajes carraspear con voz cazallera aquello de “ehtá buena Ehpaña”.

Calle Taur número 71. Toulouse. foto cac.

Los vehículos de la gendarmería bloquean la place Capitol. Toulouse. foto cac.

Calle del Taur. Toulouse. foto cac,

Toulouse. En el camino a Santiago. foto cac.

viernes, 15 de febrero de 2019

La llamaban "la Pernila"







       



Carta remitida al juez especial de Teruel de Rosa Martín y Carmen Ríos, las llamadas "las pernilas" solicitando una nueva declaración, libre de las presiones que sufrieron de la que firmó Rosa el 12 de noviembre de 1939.  No les fue admitida.    Original en AJTMZ.


            A Rosa la llamaban “la Pernila” y su hija Carmen heredó el mismo nombre, aunque le añadieron también el mote de “la esquiladora”, por aquello de que el padre rapaba la lana de las ovejas de algunos ganaderos, y hasta también le apodaban “la algecera” porque el padre y marido de las dos pernilas picaba las piedras y las metía en el horno encendido con aliagas y carrascas para convertirlas en yeso o algez, según el habla de estas tierras.

            El caso es que las resistencias de las tropas sublevadas se vieron obligadas a capitular porque el acoso de las brigadas republicanas los llevaron al límite de su resistencia.

            Eran los días en que el hambre, la sed, el frío y las bombas causaban heridos y muertos en los restos que quedaban de la Comandancia, del hospital de la Asunción y del Seminario. Y era entonces cuando se producían desbandadas, huidas, evasiones y traiciones.

            La dignidad militar del coronel Rey D´Harcourt le hizo firmar la rendición de la plaza que defendía y, en su documento manuscrito ante los representantes de Cruz roja y de su propio relator jurídico, quedaba el manifiesto al respeto de la vida de todos los civiles allí refugiados y el honor de los militares, quienes ya no tenían armas con que defenderse.

            Y aquella noche del siete al ocho de enero de 1938  fue la huida desesperada de algunos civiles muy comprometidos con las actuaciones y responsabilidades represivas y asesinas del verano de 1936 y de todo 1937 en la ciudad de Teruel  y en algún pueblo cercano.

            Quienes consiguieron vadear el Turia a la altura de la estación de tren aquella noche y llegaron hasta Santa Eulalia, acogidos en Alhama y ensalzados en el Pilar de Zaragoza, fueron considerados héroes y bien recompensados en la posguerra.

Un grupo de aquellos evadidos, tan comprometido como los nuevos héroes, quedó en desbandada por las cercanías de la escalinata, por los refugios junto a la estación, por debajo del viaducto y hasta incluso refugiados junto a otros en el asilo de San Julián.

Pero en aquel Teruel de alrededor de diez mil habitantes se conocían todos y más aún las acciones que “los otros y los nuestros” cometieron durante aquel tiempo. Por eso se produjeron delaciones, venganzas de “los nuestros y los otros” en aquella misma noche y en los días que siguieron.

            Las “pernilas” compartieron los primeros alimentos que les llegaron después que las fuerzas republicanas comenzaran a abastecer a Teruel y fueron requeridas, ellas y otras mujeres, para cocinar y hasta repartir las escasez de café, pan o alguna lata de sardinas entre los refugiados.

            Allí habían buscado cobijo algunos de los que no consiguieron vadear el río y allí fueron algunos señalados, vete tú a saber por quién, los Asensio, Perruca, el de la hospedería, Herrero, Epifanio y otros que fueron abatidos de inmediato por las balas vengadoras de quienes habían sufrido antes las mismas ajustadas injusticias.

Y al poco, cuando la tortilla se espanzurró de nuevo y Franco proclamó aquello de “españoles, la guerra ha terminado” fue cuando comenzó la gran persecución, la gran venganza y el gran exterminio.

            Y fue entonces cuando apareció el tal alférez-juez instructor Antonio Rodríguez Pineda con sus polainas bien afiladas y encontró la mina del exterminio en la redacción fabulosa de la fabulación de los procesos de sus sumarísimos de urgencia.

Se enteró de que las “pernilas”, quizás fueran llamadas así porque tanto madre como hija marcaban ancas jamonas y que Carmen, la hija de tan sólo dieciocho años en aquellas noches invernales, había encandilado a Miguel Simarro Quílez, comisario político de la 40 división y, enamorado, se había casado con ella cuando al gobierno republicano y a sus tropas no les quedaba más que Valencia.

El tal Antonio Rodríguez Pineda consiguió que “convenientemente interrogada” la “pernila” Rosa Martín Punter llevase a la detención de Miguel Simarro Quílez en una casa de la barriada del Grao de Valencia. Y se le acusó de todos los desmanes, robos, saqueos, destrucciones y fusilamientos habidos en Teruel, decididos, según declaraciones de los "convenientemente interrogados" en orgía alcohólica con otros civiles turolenses después de una comilona en el café comercial. (Así aparece las palabras en los sumarísimos de urgencia).

Miguel Simarro había depositado, según documentos que constan en la “causa general”, los bienes guardados en la caja fuerte de la sucursal del Banco de España en Teruel en la agencia bancaria de Valencia.

Y comenzó entonces la invención de hechos, denuncias de unos contra otros, todos “convenientemente interrogados” que llevaron a un par de docenas de civiles turolenses al paredón de Torrero en mayo de 1943, aunque algunos no llegaron hasta allí porque las torturas les causaron la locura y la muerte en los propios calabozos, donde los Gestapo a las órdenes del requerimiento de aquel atildado juez instructor los dejaron para siempre.

Las “pernilas” y treinta y siete personas más quedaron encausadas en el Sumarísimo T-2982. 40, y, como aún había gente que dio la cara por ellas y declaró que no era cierto que les dio un café, o un trozo de pan o una lata de sardinas con el fin de ser señaladas para ser fusiladas, quedaron sin condena después de pasar varios meses en la cárcel.

En su intento de humillada defensa llegaron a escribir una carta manuscrita al tribunal militar al que fueron sometidas. 

Su redacción caligráfica es un documento digno de estudio. Ml comienzo y alfinal tienen la carta.





Declaración firmada por Rosa Martín el 12 de noviembre de 1939, ante el juez Antonio Rodríguez Pineda, muy pincho siempre él en las numerosas firmas que estampó en las abundantes declaraciones. Con esta declaración comenzó una serie de acusaciones de consecuencias trágicas. En las obras dramáticas de Lope de Vega abundaba aquello de "aprieta perro". Pues eso. Lean y extraigan consecuencias. Original en AJTMA.

El Alcalde de Teruel José Maicas firmó numerosos informes a requerimiento del juez Rodríguez Pineda. Fue uno de los que consiguió escapar de la Comandancia y luego condecorado. Este informe corresponde al 9 de septiembre de 1939 y en ella invoca a "Dios que ha salvado a España guarde al Caudillo y a V.S. muchos años". AJTMZ.


Otro informe del alcalde Maicas. 27 mayo 1940. AJTMZ


El Comisario jefe de investigación y vigilancia emite su informe no exento de curiosos atranques lingüísticos. AJTMZ.

Otro informe de la comisaría de investigación y vigilancia. AJTMZ.

La solicitud de declaración de "las pernilas" dirigida al Juez especial de Teruel. AJTMZ









martes, 5 de febrero de 2019

Teruel. Año 1938. La noche del 7 al 8 de febrero. Héroes y traidores.





     

 
José Maicas Lorente con la bandera en la mano sobre "el torico", junto a dos concejales del Ayuntamiento de Teruel sin identificar.  La foto es de Campúa (BNE) y lleva la fecha del 24 de febrero de 1938. Fueron desertores en la defensa de la Comandancia y luego considerados héroes. El coronel Rey D´Harcourt, que rindió la plaza tratando de salvar vidas, fue fusilado en Pont de Molins por tropas republicanas y luego considerado traidor por los franquistas.



El falangista Alonso Bea, el alférez-franciscano Gil Sendra, El tebib arrumi (médico cristiano), el ambicioso general Varela y el estratega Franco, que ponía de los nervios a los mandos de la legión Cóndor, junto a los desertores de la Comandancia y luego condecorados con la gran cruz de Isabel la Católica, fueron quienes falsificaron en su beneficio los trágicos momentos y sus consecuencias de aquel final del año 1937 y comienzo de 1938.
       Lean los documentos que adjunto.



El documento aparece en el Archivo Archivo Histórico Nacional , dentro de la unidad Fiscalía del Tribunal Supremo"Causa general. Pieza segunda. Teruel". En la instrucción de esa causa se encuentra también la declaración de la viuda y la hija del coronel Rey D´Harcourt que estaban presentes en aquellos momentos en Teruel y de otros militares. El coronel sería fusilado junto al obispo Polanco en Pont de Molins en 1939 y luego desprestigiado y acusado de cobardía y traición por los franquistas. Quienes desertaron aquella noche y consiguieron llegar a Santa Eulalia donde se encontraba la posicion "Terminus", puesto de mando de Franco, fueron acogidos como héroes y  condecorados con la cruz roja del mérito militar en febrero de 1939. Les dejo la relación.


 Aquí tienen algunas páginas escritas por el alférez-franciscano Gil Sendra referidas a aquella noche. Su relato completo lo pueden leer en "Cerco de Teruel", edit. El Noticiero. Zaragoza 1939.







Otro de los evadidos desertores fue el falangista Alonso Bea, también condecorado. Aquí tienen una página de su "Ecos de la defensade Teruel" (prólogo del general Varela) , edit. El Noticiero, Zaragoza 1939    



"El tebib arrumi" (el médico cristiano), Víctor Ruiz Albéniz, amigo personal de Franco desde los tiempos africanistas, se convirtió en cronista oficial de su amigo. Aquí lo tienen fumando en la posición "Terminus".  

Original en BNE.

Una página del cronista "El tebib arrumi" publicada en "Pérdida y reconquista de Teruel". Ediciones españolas. Madrid. 1939