martes, 13 de noviembre de 2018

Bibliotecas... ¡al diablo!


       
En este lugar, la biblioteca universitaria de Zaragoza, he pasado muchas horas de gozoso estudio. He vuelto allí por visitar la exposición actual.    


          Ya mis libros han ido caminando hacia lugares distintos por aquello de la invasión del espacio, por la tiranía de la edad, por el ataque sin remedio de medios audiovisuales que los han convertido en obsoletos, porque cada objeto tiene un lugar y existe un sitio para cada cosa. 

 
 


En esta biblioteca que hace un año instalamos en Orrios ya no caben más libros, a pesar de que me empeño en apretujarlos entre varias hileras.


Poco a poco se va desmantelando la de Zaragoza en la que he pasado tanto tiempo. Aún quedan en ella valúmenes referidos a Lingüística y Ensayo. ¿Podrían servir para que los estudiantes que se inician en el campus de Teruel los pudieran utilizar? ¿Los podrían acoger su biblioteca universitaria? Sin contrapartida alguna. A ver.




 
     Entre los documentos que encuentro empolvados por el paso de los tiempos me aparece este que dejo a continuación. 
     Ya ven, el cuatro de septiembre de 1936, el gobernador civil sublevado y guerrero de Teruel publica en el Boletín Oficial el texto que acompaño. Bien grande, para que se vea bien, para que lo  lean bien.
     Pero ya saben ... los libros arden mal.

                          



      Aquí dejo el enlace de la exposición. Abran el libro. Merece la pena.







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