foto de autor desconocido. |
6.-
De algo tenía que servirme haber sido pastor toda mi vida.
Esta peste nos está jodiendo a todos pero yo sigo yendo de un lado a otro como si nada. Lo peor va a ser para estar paticortas. Este año van a pasar calor. Es tiempo del esquilo pero van a tener lana todo el verano.
A estas fechas ya deberían haber llegado los uruguayos. Grandes como mallos. Jodo qué tíos. Tendían la parva con sus cacharras de esquilar y te preparaban en un siesnoes un tenderete de lana que se jodía el basto. Enganchaban con su manaza el morro de la oveja y la tendían a sus pies. Y, hala, en una nonada saltaba ya pelada al corral.
Por el morro mocoso las enganchaban y sin garrear ni nada. Ni la trababan como hacían tu padre y tu abuelo cuando tú y yo éramos zagales. Anda pregúntales a los chirigaitas de ahora dónde tienen los dientes las ovejas, si arriba o si abajo.
Eso es lo que echo de menos. Y claro también no ver a nadie cuando vuelvo al pueblo al hacer de noche. Y menos mal que aquí no ha venido nadie de los veraneantes rascatinajas porque si no nos hubieran traido la peste esta y todos cotagiaos.
Y esto es gordo. Aquí nadie ha enfermao. Sí, somos cuatro gatos, pero ya tenemos todos más años que los lagartos al sol. Tú porque estás algo zumbao, como yo, y te quedaste ahí metido, en el chamizo ese de madera en donde no tienes más que libros. Que no sé para qué querrás tanto papel. Acuérdate que tu abuela siempre te decía que el culo no sabe leer.
Cuando vuelvo a casa me entero de que cada día hay más muertos. No sé adónde vamos a llegar. Aquí, de seguido y todos los días, somos pocos pero aún veía de cuando en cuando algún tractor con el que echar la voz. Ahora, cuando subo la cuesta hasta donde mi hermana, no veo más que a José. Le doy un grito y le casco en la ventana con la corva del garrote. Voceando nos entendemos porque si le faltaba algo está más sordo que tú. Y me dice que está harto de tanto estar encerrao. Ya sabes que es más que noventón y que hace un par de años tuvo que quitarse las ovejas que aún tenía porque lo recogiero media docena de veces tirao entre los ribazos. Un marcapasos o no sé qué hostias le pusieron. Dos ovejas se dejó porque la querencia siempre queda. Y ahí las llevo yo, que me las echó al ganao. Sólo para verlas de cuando en cuando. Ya las echa de menos, ya.
Fíjate, es el único con quien hablo. Y me se hace raro, mía tú. A tú te veo como a él detrás de los cristales. Pero tú también andas un poco tancredo de las orejas y si cuando podíamos hablar no me entendías más voceando ahora, detrás del cristal, menos aún. Sordovejías que te has quedao.
Pero aguanta zagal y ni se te ocurra salir porque como venga alguno y nos contagie aquí palmamos todos. Esta va ser más gorda que aún aquella que me contaba José, cuando su madre le hablaba en los días de la evacuación, cuando la guerra, mientras iban con el macho y el carro por los caminos, mientras les llovían las bombas de las pavas de los alemanes.
Sí, le contó su madre que unos años antes había muerto mucha gente por culpa de una peste que se llevó a viejos y a mozos. Tantos que si siquiera lo supieron. En la casa que había muerto ponían una silla en la puerta. Entraban a por él y se lo llevaban al agujero común. Ni entierro ni hostias, pa qué. La parca no respetó ni a dios. Familias enteras se quedaron sin nadie.
Así es que ya tú sabes, quieto parao y no te menees. Y algún días escampará. Y si las ovejas no se esquilan este año al que viene y santas pascuas. Y ya llegará más mejor.
Y ahora a encerrar que hoy ya han comida bastante estas zopencas. Que no todo ha de ser tan malo, que la primavera se ha puesto buena y como estoy yo sólo con el ganao me lo como todo. Hay más rabanetas que nunca, la jedrea está echando la flor, los tomarros da gusto ver cómo verdean y a las ovejas las tengo que recachar más que nunca porque como son tan animales se comerían todo lo que pillasen y reventarían.
Así es que a la paridera pronto y a casa. Y a esperar que esto pase. Que ya te digo yo que pasará. Ya lo verás. Pasará. No venderemos los corderos porque ahora no nos los compra ni dios. Pero pasará. Ya lo creo que pasará.
De algo tenía que servirme haber sido pastor toda mi vida.
Esta peste nos está jodiendo a todos pero yo sigo yendo de un lado a otro como si nada. Lo peor va a ser para estar paticortas. Este año van a pasar calor. Es tiempo del esquilo pero van a tener lana todo el verano.
A estas fechas ya deberían haber llegado los uruguayos. Grandes como mallos. Jodo qué tíos. Tendían la parva con sus cacharras de esquilar y te preparaban en un siesnoes un tenderete de lana que se jodía el basto. Enganchaban con su manaza el morro de la oveja y la tendían a sus pies. Y, hala, en una nonada saltaba ya pelada al corral.
Por el morro mocoso las enganchaban y sin garrear ni nada. Ni la trababan como hacían tu padre y tu abuelo cuando tú y yo éramos zagales. Anda pregúntales a los chirigaitas de ahora dónde tienen los dientes las ovejas, si arriba o si abajo.
Eso es lo que echo de menos. Y claro también no ver a nadie cuando vuelvo al pueblo al hacer de noche. Y menos mal que aquí no ha venido nadie de los veraneantes rascatinajas porque si no nos hubieran traido la peste esta y todos cotagiaos.
Y esto es gordo. Aquí nadie ha enfermao. Sí, somos cuatro gatos, pero ya tenemos todos más años que los lagartos al sol. Tú porque estás algo zumbao, como yo, y te quedaste ahí metido, en el chamizo ese de madera en donde no tienes más que libros. Que no sé para qué querrás tanto papel. Acuérdate que tu abuela siempre te decía que el culo no sabe leer.
Cuando vuelvo a casa me entero de que cada día hay más muertos. No sé adónde vamos a llegar. Aquí, de seguido y todos los días, somos pocos pero aún veía de cuando en cuando algún tractor con el que echar la voz. Ahora, cuando subo la cuesta hasta donde mi hermana, no veo más que a José. Le doy un grito y le casco en la ventana con la corva del garrote. Voceando nos entendemos porque si le faltaba algo está más sordo que tú. Y me dice que está harto de tanto estar encerrao. Ya sabes que es más que noventón y que hace un par de años tuvo que quitarse las ovejas que aún tenía porque lo recogiero media docena de veces tirao entre los ribazos. Un marcapasos o no sé qué hostias le pusieron. Dos ovejas se dejó porque la querencia siempre queda. Y ahí las llevo yo, que me las echó al ganao. Sólo para verlas de cuando en cuando. Ya las echa de menos, ya.
Fíjate, es el único con quien hablo. Y me se hace raro, mía tú. A tú te veo como a él detrás de los cristales. Pero tú también andas un poco tancredo de las orejas y si cuando podíamos hablar no me entendías más voceando ahora, detrás del cristal, menos aún. Sordovejías que te has quedao.
Pero aguanta zagal y ni se te ocurra salir porque como venga alguno y nos contagie aquí palmamos todos. Esta va ser más gorda que aún aquella que me contaba José, cuando su madre le hablaba en los días de la evacuación, cuando la guerra, mientras iban con el macho y el carro por los caminos, mientras les llovían las bombas de las pavas de los alemanes.
Sí, le contó su madre que unos años antes había muerto mucha gente por culpa de una peste que se llevó a viejos y a mozos. Tantos que si siquiera lo supieron. En la casa que había muerto ponían una silla en la puerta. Entraban a por él y se lo llevaban al agujero común. Ni entierro ni hostias, pa qué. La parca no respetó ni a dios. Familias enteras se quedaron sin nadie.
Así es que ya tú sabes, quieto parao y no te menees. Y algún días escampará. Y si las ovejas no se esquilan este año al que viene y santas pascuas. Y ya llegará más mejor.
Y ahora a encerrar que hoy ya han comida bastante estas zopencas. Que no todo ha de ser tan malo, que la primavera se ha puesto buena y como estoy yo sólo con el ganao me lo como todo. Hay más rabanetas que nunca, la jedrea está echando la flor, los tomarros da gusto ver cómo verdean y a las ovejas las tengo que recachar más que nunca porque como son tan animales se comerían todo lo que pillasen y reventarían.
Así es que a la paridera pronto y a casa. Y a esperar que esto pase. Que ya te digo yo que pasará. Ya lo verás. Pasará. No venderemos los corderos porque ahora no nos los compra ni dios. Pero pasará. Ya lo creo que pasará.
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