Observen las fotografías.
El autor de las mismas es “Campúa” (José L. Demaría López). Están fechadas el
20 de febrero de 1938.
Tomadas en el acceso a Teruel,
junto a la ermita de El Carmen.
Vean al general Enrique Varela
acompañado por damas falangistas, por los militares Aranda y Barón y por José María
Pemán.
Todos pertrechados con sus botas
polainescas, con sus tabardos y capas entre soldadescas y eclesiásticas, con
sus rebufos de alzacuellos astracanados.
El general Varela se ha erigido en
triunfador un mes y medio después de que otro general, Vicente Rojo, hubiese
conquistado la misma capital de provincia.
Ha sido una batalla devastadora y
cruel por y para los dos ejércitos y para la población civil.
Muerte y
destrucción.
Los hechos, al poco, fueron
manipulados y distorsionados por el propio Varela, quien se guardó en su
archivo privado mensajes y órdenes cruzadas entre los responsables máximos del
ejército franquista (Dávila, Varela, Aranda y el propio Franco), los coroneles
Rey D´Harcourt, defensor de la Comandancia, Barba, defensor del Seminario y del general
Saravia a las órdenes de la República.
En la manipulación y distorsión
historiográfica franquista se condenó como traidor a Rey D´Harcourt y se elevó
a los altares al obispo Polanco.
El general Varela un año después y ya ministro
del ejército y laureado dos veces imponía “la laureada” a Franco, quien se la
había concedido a sí mismo, en acto público mientras presidía un desfile
militar en el paseo de la Castellana.
A propuesta de Varela se condecoraba
con la cruz de Isabel la Católica el 9 de febrero de 1939 a quienes, justo un
año antes, en la noche del 7 al 8 de enero se habían evadido de la Comandancia,
acusando de inmediato como traidor a Rey D´Harcourt y, como artífices de todos los desmanes y
crímenes a los implicados en el Sumarísimo 2982, con redactados informes
inventados de cabo a rabo iniciados por los panfletos publicados por el
franciscano y alférez legionario Gil Sendra, por el falangista Clemente
Pamplona, por el alcalde de camisa ventolera José Maicas y por el iluminado
fascista Alonso Bea. Este último prologado por el propio Varela.
Nueve de estos civiles acusados,
hombres y mujeres turolenses, fueron fusilados el 29 de mayo de 1943, dos no
llegaron al juicio porque murieron a palos “debidamente interrogados”, y un par
de docenas más purgaron cárcel muchos años después.
Leer
estos miles de folios en los expedientes ponen los pelos como escarpias.
![]() |
José María Pemás, sumo sacerdote de la cultura franquista, polainas, correaje terciado, cristo colgado sobre el bolsillo de la camisa falangista, gorra requeté, capa volteada e impasible el ademán. |
![]() |
El mismo lugar en que Campúa tomó las fotografías antes de 1936 |