sábado, 11 de junio de 2011

De camino entre lindes, hitas y mojones.

@cac.



         Ha sido un  invierno largo y seco, estuvimos esperando la lluvia y la nieve y un día y otro se nos negaba y hasta el frío fue suave sin heladas tan intensas como en años anteriores. Se apuntó temprana la primavera y vinieron calores y sofoquinas de improviso y de la misma manera que vinieron se cerraron un par de noches los fríos y dejó helada la flor de los manzanos reinetos cuando pensábamos que nos iba a dejar la fruta cuajada. Ni siquiera las nogueras se salvaron ese par de noches, no les dio tiempo a echar su flor verdosa caída como un moco cansino y ahora tan sólo se ven algunas nueces salpicando las ramas.
         Ya pensábamos que los trigos tampoco se salvaban porque los primeros días de mayo llegaron las calores a destiempo y nos empezaron a ahogar los remolinos de aguas que cayeron en el viernes santo de terrores sonados con las antiguas carraclas. Pero le dio unos cuantos días por llover y los trigos, las cebadas y los centenos que todo lo aguantan levantaron el vuelo y vimos cómo se agarró la cosecha y verdeaban los trigos salvados de los granizos que se fueron a otras tierras.
         Ha sido entonces cuando me he echado de nuevo a andar por los antiguos caminos y los viejos senderos. He retomado los legajos guardados en los archivos y, mochila al hombro, apoyado en mi desgastado garrote de pastor, he seguido las hitas de antaño, los mojones que marcaron mis ancestros señalando los términos de los límites linderos.
         Me he perdido en ocasiones porque las viejas piedras ya no son reconocibles y las sendas ya ni existen, pero, papeles en mano, documentos recuperados entre escombros arrumbados en barrancos y quebradas me han llevado entre los campos labrados y sembrados en el pasado otoño que ahora llenan de gozo esta primavera.
         He tomado los límites, los linderos marcados por mojones entre Orrios, Escorihuela, Alfambra, Perales, Villalba Alta, Galve, Aguilar y Ababuj, y me he dejado llevar por mis pasos y la rememoración de la Historia.
         En esta primavera, durante varios días, he compartido aquellos días de octubre de 1.889 en mi soliloquio con las gentes que marcaron estos mojones que jalonan los caminos de la vida. Volveré en otro momento y traeré aquí todos los deslindes. Comienzo con el documento que adjunto “saliendo por el camino que conduce de Orrios a Camañas, se llegó a la partida llamada por la parte de Orrios los Pelarchos y por la de Perales Roda Milanos que se halla al confín de este término el de Alfambra y Perales donde se encontró el primer mojón o señal divisoria donde se esperó a las comisiones de los mencionados Perales y Alfambra…”
@cac.
Documentos recuperados para el Archivo Municipal de Orrios por Clemente Alonso Crespo.
Las cotas pedrizas como mojones que señalan los linderos. @cac.
        

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