domingo, 20 de julio de 2025

Orrios. Piedra seca y tapial.

           Eran los pajares. 

     Piedra seca en la base, tapial encima, aprovechando el terreno siempre en cuesta hasta la explanada excavada, allanada golpe a golpe y en ocasiones con piedras rodenas que marcaban el redondel de la era.

    Hoy pajares solitarios, La piedra seca y el tapial aguantan. Las eras acumulan los despojos de un tiempo de ausencias y abandono. Una tristeza infinita recibe lo que llega.

    Cuando ya entonces los fajos (haces) habían sido hacinados, ordenados, equilibrados por las manos rudas, llenas de callos, donde los cardos ya no hacían mella. 

    Cuando, acabada la siega, a corbella (hoz), con la dalla (guadaña), tronzados, atados con un nudo de vencejos hechos con los tallos del centeno áspero y cortante. 

    Cuando, por fin, en los inicios del agosto, se iniciaba la trilla. 

    Se iba deshaciendo, día a día, la hacina, con la parva formada por los fajos extendidos, con el trillo de pedernal rasgando, una y otra vez, vuelta y vuelta y los mulos cansos de tanto y tanto andar, bajo un sol que aplastaba y aun cuanto la voz ronca y en ocasiones rota del mozo que cantaba una jota punteada con el palo de la horca, esperando por fin la molienda y luego el aventeo... y quizás tres, cuatro talegas de trigo. 

    Y mañana de nuevo y otra vez.

       


Pajar en Orrios. foto cac.






Orrios, lo que fue a era.foto cac.




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