jueves, 4 de diciembre de 2014

Espécimen en Plasencia.



             


Catdral de Plasencia. @cac
  Tomé el camino camino de la plata desde las estrechas callejas de la judería de Hervás, en el límite entra Castilla y Extremadura. El camino hace muchos años que lo había descubierto gracias a las enseñanzas del maestro de medievalistas Don Antonio Ubieto.
    La ruta hacia el sur es un continuado y suave descenso hasta Plasencia. Las lluvias de este otoño han dejado las dehesas del norte de Cáceres llenas de abundoso pasto verde por donde se alimentan las ovejas, los toros y los cerdos de pata negra. Las oscuras encinas y alcornocales protegen y esconden las ganaderías, cercadas las extensiones en donde, en los cerros, se levantan las cortijadas en construcciones de un par de pisos, refugio, en las noches, de aquellos sometidos al patrón dueño de estas inmensas extensiones.
Rumio siempre la historia de las gentes que habitan por estos lares, pero hoy me gana la alegría del paisaje con las albercas llenas de agua y los regatos aún manando, las encinas, los animales ramoneando en silencio la hierba de un verde intenso. Es una alegría contemplar estas dehesas descendiendo poco a poco hacia Plasencia.
     Entro en el recinto histórico amurallado en el día internacional de los discapacitados. Un grupo entra en la hermosa sala de reuniones del Ayuntamiento, en la plaza mayor, auxiliados por voluntarios generosos. Luego camino de un sitio a otro por las calles empedradas, sobre las que se levantan conventos, iglesias, palacios y casas solariegas. Es visita obligada el conjunto monumental de su catedral, que es una y dos. Un empleado de la misma te entrega un auricular, previo pago de cuatro euros, y entonces recorres la nave de la vieja catedral, y luego el claustro para llegar a la nueva, truncada la enorme nave junto a los muros de la vieja cuando ya se dejó de construir. Truncada, pero hermosa. Recorro la nave desde el coro hasta el altar mayor, desde el truncamiento con la vieja hasta la gloria de la Asunción.
El coro, esculpido en madera de nogal, protegido por la reja que sólo permiten traspasar a los canónigos en sus rezos cantorales, tiene el interés de tantos y tantos situados en los mismos lugares de catedrales e iglesias españolas. Todos los coros son de una riqueza tallada en sus asientos y reposabrazos  que siempre me abruma. Siempre he pensado que no les hemos sabido dar el valor que tienen, quizás por estar  tan escondidos y protegidos detrás de esas rejas. Cuando uno consigue a veces traspasar esos barrotes reconoce con la vista y con el tacto el valor de los escultores de esas figuras que aparecen como en su retorcimiento de gnomos, diablos, brujas y escatologías varias, talladas con la suavidad de manos expertas.   Son figuras que parecen esconderse, encorvadas, de las voces que han tronado desde los viejos púlpitos junto al altar mayor, también, en ocasiones, repujados y tallados por las mismas manos artesanas de los asientos de estos coros.
Entiendo, es un decir, que se retuerzan estas figuras cuando me encuentro a mis pies, justo delante del altar mayo, la sepultura de un obispo que fue durante treinta años y nueve meses de estas diócesis y no puedo sino sonreir, algo diablescamente, cuando descubro que fue “temido de los que andan en las tinieblas y en la sombra de la muerte se sientan”.
            Ahora entiendo, quizás, que estas retorcidas figuras se escondan en los reposabrazos de los canónigos mientras  picotean con sus picos aguilados sus dedos, o muerdan sus manos con sus afilados dientes simios, o reciban sus desechos escatológicos.
              Si no es así, díganme ustedes cómo se entiende la inscripción funeraria en la tumba pétrea del obispo.
              La transcribo por si acaso. Díganme



Lápida funeraria. Altar mayor. Catedral Plasencia. @cac.
Don Pedro Casas y Souto natural de Sobrado del Obispo (Orense) obispo de esta diócesis falleció santamente en su casa palacio a las 8 y 10 minutos de la noche del 25 de julio de 1906. Contando 79 años, 9 meses y 11 días de edad y después de 30 años y 5 meses de un pontificado en que con el ejemplo y con la palabra fue modelo de pastores, padre de los pobres y martillo del liberalismo, siendo por ello admirado de propios y extraños y temido de los que andan en las tinieblas y en la sombra de la muerte se sientan. Desde el cielo vela por su amada grey placentina y por el triunfo de la fe católica. R.I.P.

   Cuando salgo de la catedral y camino luego junto al palacio arzobispal me impresiona una vez más esta mole pétrea.
De vuelta a la plaza mayor miro  cómo abandonan el Ayuntamiento las gentes que hoy celebran su día.
   
   
                                Los diablos de la sillería del coro. Catedral de Plasencia. @cac.

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