lunes, 25 de mayo de 2020

El virus, las personas, la banderitas y la peste




Teruel. 1938.Alcalde Maicas agitando la bandera. BNE.


         Ahí los tienen.  Con su banderita, al pie de la columna maltrecha sobre la que se erguía "El Torico". 
         Era febrero de 1938. De nuevo los franquistas habían vuelto a Teruel.
           En la fotografía el recién nombrado alcalde José Maicas Lorente junto a dos concejales, según dice en el reverso de la misma el autor de la fotografía Marqués de Santa María del Villar.
           José Maicas Lorente se había escapado del cerco de Teruel junto a unos doscientas personas más en la noche del siete al ocho de febrero de 1938.
          A pesar de las dudas y sospechas que infundieron estos huidos al general Aranda cuando los evadidos llegaron a Santa Eulalia, el alcalde y los demás, acabarían siendo condecorados con la medalla al mérito militar el nueve de febrero de 1939 a propuesta del general Varela ya entonces ministro del ejército.
          La medalla y los encumbramientos posteriores formaron parte de la humillación puesta en marcha contra el coronel Rey D´Harcourt, acusado de cobarde y traidor en una operación orquestada por Varela, ad mairon gloriam de sí mismo.
         Mientras tanto miren cómo estaba la ciudad de Teruel en aquellos días de febrero de 1938.


     
Teruel, 1938. BNE.

Teruel saqueada. 1938. BNE

Teruel, 1938. BNE



Madrid, España, mayo 2020. ¿Qué se celebra? ¿Quién celebra?

      Y ahora miren cómo andaba, en coche descubierto, el nombre de España desplegado por una jovenzana rodeada de banderas, en una celebración de ayer mismo, en Madrid, ochenta y dos años después, manifestando, con gritos de alegría, algo así como la celebración de haber ganado, según sus voxeros, el campeonato de fútbol esa España con que se llenan las manos y la boca quienes no tienen ningún respeto para los veintiseis mil ochocientos treinta y cuatro muertos a día de hoy, a causa de este Virus que sigue ahí, aunque se quiera tapar con la peste infectuosa de las banderitas, como si ellas nos curaran de tanto y tanto sufrimiento, de tanta mortandad, de tanto dolor.

    

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