La cuadrilla
Los cuatro tienen "la razón" |
Mírenla
bien. Ahí la tienen. Está delante de la muralla. La cuadrilla. En Ávila. La ciudad de la
Santa. Iluminada ella. La Santa. Alucinada. Hasta cuando encontraba a Dios
entre los pucheros. Extasiada. Atravesada por las fechas de amor, arrebatada
por el Poderoso. La que con su brazo incorrupto por los siglos de los siglos
amén protegió al ínclito general, descabezado ahora en Barcelona, pútrido en
saecula saeculorum bajo la granítica piedra –anda, sal de ahí- de su valle en
Cuaelgamuros.
Ahí están, sí. Junto y en cuadrilla.
Al frente Fernández, el ministro
condecorador de quien quiere y porque quiere, involucionista –por decir algo-.
Escultura de Bernini. La transverberación de santa Teresa. En la iglesia de Santa María de la Victoria de Roma. |
Hasta ahora fueron los saberes
históricos de la Salamantica de fray Luis de León –hereje él- y de Unamuno, a
quien no convenció el legionario Millán Astray, y de tantos y tantos otros
ilustres.
Ahora la católica Universidad de Santa
Teresa de Jesús, con veinte años de existencia no más, impulsada por el
entonces su obispo el cardenal Cañizares será la encargada de formar a esos policías.
Total porque en igualdad de condiciones se contrata a las más barata. O eso
dicen.
No
sabemos si el régimen formativo será conventual, de misa matutina, ángelus y
vísperas tardanas, si de comunión diaria, si de misa y olla, de alucinaciones
iluminadas o de traspaso asaeteado en un éxtasis orgásmico tal como lo esculpió
Bernini.
Quien
lo debe saber bien es el ministro del interior Fernández, fabricador de
embustes, corruptelas de falsos chivatos y testigos, grabado en su propio
despacho ministerial cuando zascandileaba con un fiscal sumiso, reprobado por
todos los grupos parlamentarios excepto el suyo, opusdeísta de pro, beato
misicas y miembro de la Sagrada Orden militar constantiniana de San Jorge.
Y
también deben conocer el percal quienes lo arropan en cuadrilla, Ahí está el
obispo abulense actual y el diputado que llaman Casado, portavoz pepero de no
sé qué, embaucador también falsario con la muestra gráfica de estadísticas invertidas
que no se cree ni él mismo, con su cuello camisero encorbatado a la manera estirada
de Camps, de Ricki, de Bárcenas, de Blesa. ¿Recuerdan? Y también está el portavoz
Hernando, descorbatado ahora, pero blandiendo el periquito periódico “La Razón”.
La razón ¿de quién?.
Todos
en cuadrilla protegidos por Teresa la Santa y la muralla abulense, fría, tancreda
y plasmada sin más, arrullados desde la cálida Valencia ocupada ahora por el
cardenal Chiquito de Utiel, santón sin iluminación teresiana, remilgado y
embozado en su cola de rojo pollastre, muñidor de esa Universidad policíaca.
Echen
a correr. ¡Que viene, que viene!
Y
que Dios les coja confesados.
La fotografía es reciente. No se asusten. |
Posando cual la Santa Inquisición |