Orrios desde san Cristóbal. @ cac. |
Tan tozudo y cabezón como buena persona. Generoso, honrado, leal, trabajador como nadie. Con veinte años se quedó sin padre al frente de una casa que salía adelante como podía con el producto de las duras y escarpadas tierras de estos lugares.
Con su madre Teresa, su hermano Mariano y su hermana Humildad, menores que él.
Un par de mulos era toda su fuerza bruta productiva. Y entonces, en aquel franquismo de hierro, le cayó en suerte marchar a Sidi Ifni como soldado de recluta obligatoria. Su tío, de su mismo nombre, les echó una mano necesaria.
Y era entonces cuando mediados los años sesenta del siglo pasado el trabajo abundaba en los suburbios de las áreas industriales de Barcelona y de Valencia. Y hacia allí marcharon sus hermanos a ganarse el pan. Y Francisco se quedó en la casa familiar. Nunca les faltaron a sus hermanos un saco de patatas, alguna docena de huevos y el pernil bien curado de cuando la matanza. Y mientras tanto llegó también la mecanización a estas tierras en forma de tractores y arados y empacadoras y cosechadoras. Y con ello tampoco faltó el empeño para devolver los préstamos a los bancos. No había más remedio. La casa familiar ocupada por Francisco y su madre fue remozada, se hizo más habitable. Los campos mejoraron su producción con los fiemos que transportaba desde al cooperativa de corderos alfambrina. La producción ecológica le dio alguna oportunidad frustrada. Trató de conseguir la concentración parcelaria y se topó con la incomprensión de algunos vecinos que ahora entonan un lamento por lo que creen necesario. Fue el alma y el cuerpo en el reparto de las aguas para el riego. Consiguió convencer a las gentes de la necesidad de almacenamiento de las balsas para el riego y de la conducción del agua a través de las tuberías de presión para no desperdiciar una gota. Chocó con muchos por su defensa apasionada de las mejoras en estas tierras. Fue elegido con los máximos votos en las primeras elecciones democráticas concejiles y tuvo la generosidad de poner en el turno de alcaldía a quien, sin obtener tantos votos, creía que poseía más cualidades para lidiar con los políticos de turno y conseguir mejoras para su pueblo, Orrios, lugar en el que siempre vivió, cuidadando a su madre hasta el final, siendo el primero en cualquier sitio y circunstancia que supusiera una mejora en cualquier sentido para su pueblo.
Tuvo la incomprensión de mucha gente y aún así siguió tozudo, cabezón, generoso, discutidor y bueno. Bueno hasta la médula. Soltero siempre y nunca solterón. No le conocimos amores compartidos. Presente siempre en las ayudas a quienes organizaban las fiestas populares, en las discusiones con políticos de un lado u otro cuando se llegaban a predicar buscando sus votos. Aportaba sus esfuerzos y sus dineros para cualquier mejora. Trabajador a cualquier hora del día y de la noche. Apasionado siempre.
Un tumor cerebral maligno y canalla le entró en los momentos en que este virus pestífero y criminal nos confinó a todos. Y en nada nos dijo adiós. Nos dejó, dormido para siempre en la casa familiar en que vivió. Se murió antes de tiempo. La parca siempre tiene prisa.
Me hubiera gustado en su despedida saber cantar una jota y decirle "hasta siempre Francisco" con ese canto de trabajo que a él tanto le gustaba. Ahí la dejo montado sobre el trillo, moliendo la parva, esperando que algún día vuelva de la siega.
Se llamaba y se llama Francisco Castelló Escuder.
IMPERIO ARGENTINA, JOTA DE LA SIEGA. 125 views125 views ... Cuando vuelvas de la siega, jota ...
Otoño en el camino del río. Orrios. @ cac |
Orrios, día de invierno, desde el río. @cac |
El río Alfambra a su paso por Orrios. @ cac |
Por el Plano. Francisco y yo compartíamos la merienda del zurrón por los caminos de pastores, hace muchos años. @ cac. |
Peirón frente a la casa de Francisco. @ cac |
Cementerio de Orrios. @ cac. |