lunes, 21 de junio de 2021

Pongamos que hablo de Madrid.

 

 

Serigne Mbayé. Diputado en la Asamblea de Madrid. Levantó el puño a la manera de los panteras negras y se llevó una ovación.


 

 

    Lo dijo con esa boquita piñosa, con su sonrisa cerrada de dama blanca montada en calesa y abanicada por las calles de la vieja Habana, con su mueca de hiena disfrazada de conejo encelado. Y le soltó algo así, de un tirón, al negro diputado, tan español como ella.

       Ilegal. Negro de mierda. Mierda de hombre que ni sabes donde naciste y llegaste aquí a quitarnos el trabajo y la comida que a mí siempre me sobró. Ni siquiera vales para limpiarme la casa en donde vivo con mi marido de alcurnia, que no es un facha ni un nazi como nos dicen esos rojos de mierda. De mierda, sí. Que él  y yo somos y hemos sido señores de siempre. Y de alcurnia. Que por algo somos descendientes de embajadores ilustrados por el fhürer y el caudillaje de Franco. Y también de aquellos quienes llegaron al Caribe y levantaron los ingenios azucareros creando riqueza entre aquellas gentes, negros medio monos. Aquellos a quienes dicen que nosotros explotamos. Que no trabajaban si no era a base de latigazos. Igual que los bueyes que tiraban delante de las carretas llenas de caña hasta los ingenios azucareros. Ingenios que mis abuelos y mis padres levantaron. Qué querían. Que les pagáramos? Si eran necesarios cientos y cientos negracos para poder sembrar, hacer crecer los cañaverales, cortar con los machetes, cargar los carros y llevar la caña hasta los centrales para el destilado. Y no paraban de tener hijos entre ellos, copulados en las noches con sus cánticos ñáñigos embrujados con bebedizos. Los habíamos comprado a buen precio en el mismo puerto, en la bahía de La Habana. Recién sacados de la bodega donde habían llegado en los barcos. Bien que bebían y fornicaban y se reproducían. Que no íbamos a comprar también a sus hijos. Que no me vengan diciendo que si encadenados y atados  los teníamos por las noches. Qué querían. Que los dejásemos para la reproducción de más cimarrones para que saquearan y aun incendiaran los ingenios? Bien que nos robaban el mismo ron que nosotros sacábamos en los mismos barcos en que habían llegado y aun en otros que fuimos adquiriendo. Y nos quitaron todo con aquel cabrón de Fidel y sus barbudos y salimos con lo puesto. Que no me vengan con que teníamos nuestro dinero en otros lugares, en Florida y la misma España y en la bolsa de Nueva York. A ver, si no, dónde. ¿Acaso nuestros títulos de nobleza no habían servido para pagar los fletes que necesitaban los generales y Franco cuando nosotros, los señores y gentes de orden de siempre, habíamos aportado nuestros dineros para aviones y barcos y armas y lo que hizo falta? Nos privaron de nuestras fiestas de cumplir quince, de nuestros paseos en calesa por Cienfuegos y Trinidad y nuestras bodas servidas por negros uniformados con las galas que nunca habían vestido en La Habana o más allá, en la misma Santiago, en la Virgen de la Caridad del Cobre. Y ahora vienen aquí, desde la misma selva de la negritud, del mismo centro de esa África negra, con su cara de bantú congoleño, más negros que el betún negro. Como su alma. Y hasta se nos han metido en esta Asamblea cuando siguen robando con la manta extendida en nuestras calles, tirada por sus cuatro cabos y echando a correr cuando la policía simula que los persigue. El jefe de los manteros, negro él, convertido en diputado como yo en esta misma Asamblea. Hasta aquí podíamos llegar. Ilegal. Que siempre ha habido clases. Han venido a quitarnos el pan, a robar, a destruir España, nuestra España. Que no. Que no voy a retirar mis palabras. Además qué palabras señora presidenta. Qué palabras. Dígame usted.

 

Rocío Monasterio San Martín. Diputada en la Asamblea de Madrid.

             

         Palabras encadenadas . . .

No me arrepiento de nada. No retiro mis palabras. Soy así. U séase. . .

 

… … … mala persona, rencorosa, tonta del culo, víbora, altanera, sobrada, prepotente, soberbia, despectiva, mandona, intransigente, explotadora, mentirosa, falsificadora, insidiosa, provocadora, dominante, maltratadora, xenófoba, racista, chula, rica en dineros y posesiones, nazi, fascista, presumida, raposa, hiena, fuina...




 

 

 

lunes, 7 de junio de 2021

Miguel Labordeta. Centenario.

 

        El próximo día 16 de junio se cumpen cien años del nacimiento de Miguel Labordeta.

       Sirvan estos documentos que aquí aporto como homenaje a su persona y a su obra.

    Su legado se encuentra depositado en la Biblioteca "María Moliner" de la Universidad de Zaragoza.

Miguel Labordeta. Alcón foto.

Miguel Labordeta. Bronce de Pablo Serrano.

 


Original manuscrito del "Segundo manifiesto ópico Jounako". Biblioteca "María Moliner". Univesidad de Zaragoza.

Primera página de la transcripción mecanografiada realizada por Clemente Alonso Crespo del "Segundo manifiesto ópico jounaco", incluida en su tesis doctoral "Aportación para una edición anotada de la obra de Miguel Labordeta".  En Biblioteca "María Moliner". Univ. Zaragoza.

5 noviembre 1951. La censura prohibe la edición del "Segundo manifiesto ópico". Original en Biblioteca "María Moliner". Univ. Zaragoza.






Manuscrito original de Miguel Labordeta para la edición de "Los soliloquios", último libro publicado  en vida del autor, 1969.  Los soliloquios (casi antiversos-poemas) del infeliz humano     hacia el noema básico en pos de la alta Metalírica    noemas ónticos vivencias poéticas    base de una poesía científica y envergadura humana y rabia.    Original en Biblioteca "María Moliner". Universidad de Zaragoza.  
    



Portada de "Los soliloquios". Ediciones Javalambre. Zaragoza 1969.

Dibujo recortado en cartón depositado en la Biblioteca "María Moliner". Univ. de Zaragoza. "Unguejollos, opicilos y monstruos" fueron criaturas saturnianas creadas por la imaginación labordetiana relacionadas con el "Manifiesto ópico jounako" como evasión somarda de la realidad española hacia 1968.

Carnet internacional de "Ciudadano del mundo" expedido a nombre de Miguel Labordeta, firmado por él mismo. Biblioteca "María Moliner". Univ. Zaragoza.