domingo, 9 de diciembre de 2018

Dos gaditanos en el invierno de Teruel El general Varela y José María Pemán. 1938.



General Enrique Varela, africanista, dos veces laureado, conspirador antirrepublicano, ministro del ejército en el primer gobierno de Franco, comisario-virrey de España en Marruecos desde 1942 a 1951, imputado por el juez Baltaser Garzón por delitos de detención ilegal y crimenes contra la humanidad durante la guerra civil y el primer franquismo.



Observen las fotografías. El autor de las mismas es “Campúa” (José L. Demaría López). Están fechadas el 20 de febrero de 1938.

            Tomadas en el acceso a Teruel, junto a la ermita de El Carmen.

            Vean al general Enrique Varela acompañado por damas falangistas, por los militares Aranda y Barón y por José María Pemán.
            Todos pertrechados con sus botas polainescas, con sus tabardos y capas entre soldadescas y eclesiásticas, con sus rebufos de alzacuellos astracanados.

            El general Varela se ha erigido en triunfador un mes y medio después de que otro general, Vicente Rojo, hubiese conquistado la misma capital de provincia. 

            Ha sido una batalla devastadora y cruel por y para los dos ejércitos y para la población civil. 
             Muerte y destrucción.

            Los hechos, al poco, fueron manipulados y distorsionados por el propio Varela, quien se guardó en su archivo privado mensajes y órdenes cruzadas entre los responsables máximos del ejército franquista (Dávila, Varela, Aranda y el propio Franco), los coroneles Rey D´Harcourt, defensor de la Comandancia,  Barba, defensor del Seminario y del general Saravia a las órdenes de la República.

      En la manipulación y distorsión historiográfica franquista se condenó como traidor a Rey D´Harcourt y se elevó a los altares al obispo Polanco.

       El general Varela un año después y ya ministro del ejército y laureado dos veces imponía “la laureada” a Franco, quien se la había concedido a sí mismo, en acto público mientras presidía un desfile militar en el paseo de la Castellana. 

            A propuesta de Varela se condecoraba con la cruz de Isabel la Católica el 9 de febrero de 1939 a quienes, justo un año antes, en la noche del 7 al 8 de enero se habían evadido de la Comandancia, acusando de inmediato como traidor a Rey D´Harcourt y, como artífices de todos los desmanes y crímenes a los implicados en el Sumarísimo 2982, con redactados informes inventados de cabo a rabo iniciados por los panfletos publicados por el franciscano y alférez legionario Gil Sendra, por el falangista Clemente Pamplona, por el alcalde de camisa ventolera José Maicas y por el iluminado fascista Alonso Bea. Este último prologado por el propio Varela.

            Nueve de estos civiles acusados, hombres y mujeres turolenses, fueron fusilados el 29 de mayo de 1943, dos no llegaron al juicio porque murieron a palos “debidamente interrogados”, y un par de docenas más purgaron cárcel muchos años después.

            Leer estos miles de folios en los expedientes ponen los pelos como escarpias.

José María Pemás, sumo sacerdote de la cultura franquista, polainas, correaje terciado, cristo colgado sobre el bolsillo de la camisa falangista, gorra requeté, capa volteada e impasible el ademán.

El mismo lugar en que Campúa tomó las fotografías antes de 1936

           

viernes, 30 de noviembre de 2018

Antes de que te maten, que los dioses te vuelvan loca.


Entrada en capilla y al alba llegaron las tinieblas. Documento original en AJTZ.



Claro que conocía de qué pie cojeaban todos. Alguna perra gorda le pagaban de tanto en vez cuando le compraban un puñao de cacahuetes o de castañas asadas en los inviernos de hielo, allí en la esquina donde comenzaba la subida de El Tozal.
            Instalada sobre un pelote y un catre de plega, protegida del viento enfilado hacia la plaza de El Torico buscaba el sol de mediodía.
            Conocía a todos los turolenses propietarios de almacenes y comercio, a aquellos Asensio, Ferrán, Muñoz, Elipe, Pamplona y a aquel a quien lo tenía por mequetrefe de chaqueta volandera, vendedor de tabacos y cartuchos que quiso ser alcalde y lo consiguió con unos y con otros, cambiando de bando, y hasta perdiendo la camisa azul, aquel José Maicas que escribió los informes más canallas. Y también a los chupatintas de la apalancada burocracia del Ayuntamiento y la Diputación, y a los sirvientes y empleados criados para todo de aquellas casas de pequeños comerciantes acomodados, y a muchos de los labriegos y aun pastores que se llegaban muy de vez en cuando desde los pueblos de la ribera del Jiloca o del Alfambra y aun de Javalambre y Gúdar.
            Malcomía y sobrevivía y de cuando en cuando se le iba la labia lenguaraz. Por eso había que callarla desde el primer día y nada mejor que meter en la cárcel a su marido, el Arcadio, en cuanto los falangistas y los de acción ciudadana y el batallón de voluntarios y los guardias de asalto y la guardia civil y todas las gentes de orden sembraron de terror y de silencio la ciudad.
            Aguantó como pudo el otoño e invierno de 1936 y todo 1937. Conoció y sufrió las idas y venidas, las detenciones, los fusilamientos, las desapariciones de personas conocidas, y vio con sus propios ojos cómo los desfiles y las procesiones iban y venían por las calles radiales a la plaza de El Torico, por San Juan, por la calle Nueva, por San Francisco, por la plaza de la Catedral y del Seminario.
            Y en su rabia interna se alegró cuando fue evacuada hasta Valencia después de que las tropas leales al Gobierno de la República entraran en la ciudad turbetana hecha escombros y sembrada de muertos. Y en Valencia se dijo que ahora era la suya. Entró en el servicio de información y denunció a unos cuantos vecinos y conocidos suyos, enrabietada como estaba por todas las humillaciones y sufrimientos que le habían infligido a ella y a su familia a lo largo de aquel año y medio pasado.
            Cuando en marzo de 1939 fue detenida en un refugio de Valencia en el barrio de El Carmen y después debidamente interrogada, como dice y firma el pijaito teniente juez instructor Antonio Rodríguez Pineda, y maltratada, ultrajada, torturada y enloquecida, puesta en la calle porque ni en el hospital ni en la cárcel de Santa Clara podía valerse sola ni para hacer sus necesidades más íntimas, y aún así echada en un tren borreguero conducida a Zaragoza con sus cagaleras incontinentes a cuestas, juzgada y condenada a muerte y fusilada el 29 de mayo de 1943. 

Cuando te han reventado a golpes y te han vuelto loca firmas hasta las enrevesadas palabra sin sentido que el pijaito juez Antonio Rodríguez Pineda ha redactado porque sí:               "El Peras", obedecía a fuerzas misteriosas que él indicaba, que serían las únicas que se impodrían, tarde o temprano, por ser la gran comunidad de hermanos, sin que la declarante sepa explicar, como no sea decir, que arrancaban de fondos tenebrosos o misterios de jente que laboraba tinieblas.

            Documento original en  AJTZ.
           

lunes, 26 de noviembre de 2018

Aragón. Memoria democrática.


Mujeres humilladas. Una fotografía para ser estudiada en las aulas. Una lección de Historia.



                  Por fin tenemos ya publicada en el Boletín Oficial de Aragón( BOA) la Ley de Memoria democrática.
                  Aquí la pueden leer.
                  Conviene leerla, respetarla y aplicarla. 

     Aquí dejo el enlace para que la lean con calma.

 http://www.boa.aragon.es/cgi-bin/EBOA/BRSCGI?CMD=VEROBJ&MLKOB=1048373623232

   Y también les dejo la votación que realizaron los distintos partidos políticos representados en las Cortes de Aragón. 

 https://www.armharagon.com/blog/pleno-de-las-cortes-de-aragon-ley-memoria-democratica/

     Sólo conociendo la Historia y asumiéndola podremos entendernos a nosotros mismos y a los demás.

         
Este Maestro, don Marcial Gil Vicente, nacido en Orrios, en 1911 era fue maestro en Utrillas, luego en Mora de Rubielos, en Jalance, en Sueca y en Valencia. Durante la guerra civil se hizo cargo del "Hogar de los niños" en Valencia. Sometido a juicio sumarísimo en 1939 fue depurado y expulsado de la profesión. Un ejemplo a conocer.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

El futuro... más negro que una noche sin luna.




Hace demasiado tiempo que el carbón era negro. Que nadie lo descubra ahora.



           José Iranzo, el llamado "Pastor de Andorra" cantaba con su singular voz aquella jota que hablaba de una paloma  atragantada con tanto vuelo que no podía volver a su casa. 
               Tanta gentes de la tierra del andorrano y de muchos, muchos otros lugares, tuvieron que volar tan lejos, obligados por aquel dicho labordetiano "contigo a no sé dónde, aquí no hay sitio" que ya no pudieron nunca volver. 
           Todo fueron "promesas vacuas". Mientras tanto "Miguel cayó del andamo y parió la del Julián".
           Parieron las de muchos, muchos julianes y aquí, en esta tierra nuestra, se cerraron las puertas y se fue la luz.
            ... y el que venga después... que arree. 


El Pastor de Andorra, 2 jotas aragonesas - YouTube


https://www.youtube.com/watch?v=jyk2P7U8D8U


28 mar. 2014 - Subido por jotaire
Pequeño homenaje al gran José Iranzo, El Pastor de Andorra. Es una grabación de los años 80 del siglo pasado ...
 
 ¿Pensaba José Iranzo cuando cantaba a pulmón abierto en tanta gente como se tuvo que ir de estos lugares?
La imagen de la paloma volandera se convirtió en dura realidad humana. ... no levantes tanto el vuelo porque te saldrás del mapa y no podrás volver luego...

Aquí tienen al abnegado maestro don Marcial Gil Vicente. En 1911 se hizo cargo de la escuela de niños de Utrillas. En un sólo año consiguió escolarizar a más de un centenar de niños, todos hijos de mineros.

 

A la mujer de un minero - Julio Bellido y Sergio Sanz - YouTube


https://www.youtube.com/watch?v=pjIGyJglRno
28 sept. 2015 - Subido por Sergio Sanz Artús
"A la mujer de un minero", estilo interpretado por Julio Bellido y Sergio ... 
 
 
A la mujer de un minero se le puede llamar viuda, porque el minero trabaja al pie de la sepultura.
 
 
Anda y rézale a la virgen que le han puesto saya nueva, con su aguilucho y  su araña. Hasta es posible que baile una jota custodiada por dos mozos bomberos.    
Dos bombas, como dos mozos, protegen a la de las saya nueva.




 Con las puertas cerradas nos iremos al aeropuerto de Teruel y... ¿podremos volver luego?
foto cac.


martes, 13 de noviembre de 2018

Bibliotecas... ¡al diablo!


       
En este lugar, la biblioteca universitaria de Zaragoza, he pasado muchas horas de gozoso estudio. He vuelto allí por visitar la exposición actual.    


          Ya mis libros han ido caminando hacia lugares distintos por aquello de la invasión del espacio, por la tiranía de la edad, por el ataque sin remedio de medios audiovisuales que los han convertido en obsoletos, porque cada objeto tiene un lugar y existe un sitio para cada cosa. 

 
 


En esta biblioteca que hace un año instalamos en Orrios ya no caben más libros, a pesar de que me empeño en apretujarlos entre varias hileras.


Poco a poco se va desmantelando la de Zaragoza en la que he pasado tanto tiempo. Aún quedan en ella valúmenes referidos a Lingüística y Ensayo. ¿Podrían servir para que los estudiantes que se inician en el campus de Teruel los pudieran utilizar? ¿Los podrían acoger su biblioteca universitaria? Sin contrapartida alguna. A ver.




 
     Entre los documentos que encuentro empolvados por el paso de los tiempos me aparece este que dejo a continuación. 
     Ya ven, el cuatro de septiembre de 1936, el gobernador civil sublevado y guerrero de Teruel publica en el Boletín Oficial el texto que acompaño. Bien grande, para que se vea bien, para que lo  lean bien.
     Pero ya saben ... los libros arden mal.

                          



      Aquí dejo el enlace de la exposición. Abran el libro. Merece la pena.







domingo, 4 de noviembre de 2018

Alfambra. 1938-2018



Alfambra. 9 de febrero de 1938. Así fotografió el pueblo el Marqués de Santa María del Villar desde el camino de Escorihuela.
Desde la entrada a Alfambra por la carretera de Escorihuela. Octubre de 2018. foto cac.





    Entre los documentos que la Biblioteca nacional de España (Bne) guarda y protege se encuentra una serie de fotografías correspondientes a la localidad de Alfambra (Teruel) que reflejan cómo se encontraba el pueblo en los primeros días de febrero de 1938.

            Aquel invierno de diciembre de 1937 y comienzos de 1938 había sido cruel y trágico para las tierras de la vaguada del río Alfambra, desde el norte por Portalrubio hasta el sur a las puertas de la ciudad de Teruel y desde el oeste por la sierra Palomera hasta el curso de las aguas del Alfambra.

            En la Navidad de 1937 las tropas republicanas establecidas durante todo aquel año en estos límites lanzaron una ofensiva sobre Teruel y la ciudad se convirtió en la única capital española tomada por los ejércitos fieles a la República.

            La población civil de estos lugares y la de Teruel capital tuvieron que sufrir evacuaciones de un lugar para otro sin saber, en ocasiones, ni por qué ni para cuánto.

            La propaganda de guerra con fotógrafos y periodistas afectos a unos y a otros manipuló a su manera los acontecimientos.

            Los últimos días de enero de 1938, los sublevados franquistas conquistaron de nuevo la ciudad de Teruel, destruida y llena de víctimas civiles causadas por unos y otros.

            Los alrededores de Teruel, sobre todo las tierras y pueblos del valle del Alfambra, sufrieron bombardeos continuados seguidos de ametrallamientos sobre las desgraciadas brigadas republicanas desplegadas por las tierras del Alfambra.

            La población civil, siempre víctima, huía evacuada y se refugiaba en cuevas, en los túneles del ferrocarril nonato a Alcañiz y hasta moría en su desgracia compartida por los soldados atrincherados.

            Fueron los aviones alemanes, italianos y españoles quienes sembraron de muertos con el terror de sus bombas y metralla.

            Cuando los regulares del general Yagüe y la caballería de Monasterio ocuparon Alfambra no encuentran en su camino más que cadáveres descuartizados, armas abandonadas y soldados que se entregan como prisioneros. Las tropas republicanas de la 81 brigada mixta y otras se han retirado replegadas hacia Cedrillas.

            Cuando el fotógrafo oficial de las tropas franquistas, el Marqués de Santa María del Villar, entra en Alfambra el dos de ferero de 1938, encuentra sus calles vacías.

        Véanlas a continuación...    y reflexionen las gentes de hoy.

La serie completa la pueden encontrar en  

 http://bdh.bne.es/bnesearch/CompleteSearch.do?languageView=es&field=todos&text=Alfambra&showYearItems=&exact=on&textH=&advanced=false&completeText=&pageSize=1&pageSizeAbrv=30&pageNumber=2

Entrada a Alfambra por la carretera desde Perales. Hoy esta casilla de camineros está desaparecida. Estaba situada en la llamada "vuelta de los olmos". foto: Marqués de Santa María del Villar. 9 febrero 1938
El trazado actual de la carretera. "La vuelta de los olmos". La casilla de camineros desaparecida. Octubre 2018. foto cac.


Soldados regulares posan después de la ocupación de Alfambra. 9 de febrero de 1938. foto Marqués de Santa María del Villar.


El mismo lugar donde posaron los soldados regulares al ocupar Alfambra el 9 de febrero de 1938. Octubre 2018.  foto cac.


 
Los evacuados tuvieron que abandonar hasta sus corderos. Foto Marqués de Santa María del Villar. Alfambra 9 febrero 1938.




 
La casa y el balcón donde aparecen los corderos de la fotografía del Marqués de Santa María del Villar, en Octubre de 2018. . foto cac.

 
Otros soldados delante de una casa bombardeada. Alfambra 9 febrero 1938. Foto Marqués de Santa María del Villar.

El Marqués de Santa María del Villar anota en el reverso de su fotografía que esta casa fue destruida "por los rojos" en su huida. Como todo fotógrafo "oficial" manipula las noticias. Fue destruida en el bombardeo previo a la ocupación en la que el citado Marqués entró como fotógrafo "oficial" de guerra de las tropas sublevadas contra la República. 9 febrero 1938
La casa bombardeada de la fotografía anterior. Alfambra  octubre 2018. foto cac.







 
Este edificio sirvió como hospital, como sede del estado mayor de la 81 brigada mixta y albergó la imprenta de la 13 columna CNT-FAI durante la guerra. Foto: Marqués de Santa María del Villar. 9 febrero 1938.
La casa de la fotografía anterior, hoy, octubre de 2018. foto cac.


Fotografía de algunas construcciones de Alfambra del día 9 de febrero de 1938. Al fondo la iglesia vieja y los restos del castillo medieval. foto Marqués de Santa María del Villar.
Alfambra. Octubre 2018 foto cac.
Por las calles de Alfambra sólo habia soldados el 9 de febrero de 1938. La foto está tomada a la entrada del pueblo desde la carretera de Alcañiz en dirección a Teruel. Foto: Marqués de Santa María del Villar.

 
La casa de la fotografía anterior en Octubre de 2018. Las cunetas han desaparecido y la carretera antigua es hoy la calle de Alfambra llamada del Doctor López. foto cac.


Un mulo muerto durante los bombardeos yace delante de la estación del ferrocarril nonato de Teruel a Alcañiz. Alfambra 9 de febrero de 1938. Foto Marqués de Santa María del Villar.
La estación del ferrocarril nonato en invierno y con cigüeñas. foto "casa la Yedra".