martes, 26 de enero de 2021

Orrios.

 

Orrios. foto cac.

 

foto cac.

 

Ramiro añora volver a echar la partida de guiñote todos los días. Hace casi un año que aquello se acabó. Las seis cartas del reparto peligraban la salud por el sobo de las manos. Tomaban su café. Charlaban. Luego el cigarro en la calle. Y a casa. Más tarde, en el verano levantaron la mano la gentes que nos gobiernan. Fuera del café, con sol o sombra, cuando llegaron los hijos y los nietos de quienes se fueron cuando los malos tiempos en el pueblo. Volvieron a la cerveza. Las gentes de siempre siguieron sin guiñote. Se acabó el verano y comenzó de nuevo la jodienda. En las ciudades cada día más contagios. Nos hablaron de la vacuna. Y esperamos. Llegó la Navidad y algunas gentes no respetaron a quienes aquí si lo hicieron. Mari mantuvo las colas en la calle y en su tienda entrábamos de uno en uno.

            Algunos, en el cigarro sin guiñote, recordaron aquel arriendo de lo que entonces se llamaba taberna. Les contaba aquello quien un día sí y otro también anda entre papeles. Mariano, Serafín, Francisco, Rufino y algunos más le dijeron al chupatintas que algún le iban a empapelar a él. Pero que pusiera lo que decían aquí mismo para enterarse mejor.

            El café siguió como lugar de encuentro, como siempre, sin cigarros y sin guiñote. Los pocos jovenzanos que andan por aquí desperdigados se juntaron con algún insensato y cuando comenzó el año tuvieron que quedarse en cuarentena porque alguien llegado de no sé dónde trajo el contagio y se jodió el chaparral.

            Alberto me volvió a decir que “todos quietos paraos” porqueasí llevaban mejor lo de la nevada y lo de los hielos. El único que siempre va a lo suyo es Benedicto. A este no hay nevada ni hielo que lo pare. Arriba y abajo con sus ovejas. Si nieva se queda en la paridera y les echa paja en el pesebre. Aguanta y en cuanto puede se acerca para abrevar. Vuelve a su casa y se encuentra ahora ya el café cerrado. Sólo echa de menos su charrada en la anochecida con José, su amigo, el más viejo de los pastores. Lo lamenta por un lado y por otro se alegra porque su amigo, cuando su mujer Araceli se cayó y se rompió la cadera se fue con sus hijos a Zaragoza.

 Aquí no hubiera podido salir a la calle. Aún tenemos hielo. Va regalando y empiezan a reventar las tuberías. Se va armar una bien gorda me dice Benedicto. Ya verás encharcadas las casas de esos que tú bien sabes por no haber cerrado las llaves a su tiempo. Hay que saber esperar zagal y darle tiempo al tiempo. No le dimos y por eso en Navidad la jodimos. Espabilada que es la gente. Coche por aquí y por allá. Viajes. Esto y lo otro. Y ahora a joderse. Quietos paraos que cada día cascan más. No me alegro, no, pero es lo que hay. Que si se aburren y que ni sé cuántas martingalas más. Pues que vengan conmigo a cuidar las ovejas y verás cómo espabilan. Mira si les gustaba a los de aquí echar el guiñote. Y ni eso. Claro que me acuerdo de los que se han ido para siempre, que a Francisco y a Mariano y a tu Juan no se los llevó la peste, que se los llevó la vida. No tenemos remedio. Pero aguantaremos. Ya te lo digo yo, zagal. Y pon ese bando en la puerta del café como en los tiempos del arriendo de la taberna para que vean cuánto costaba el cantáro de vino, cantáro, cantáro. Y el bocao de abadejo. Y seguiremos hablando de los hielos, de las nieves, del centejo, de la espelta, de las ovejas, de la lana, del riego, de labar, de la molienda, de la siembra y de la vida. De la vida, zagal, de la vida. De la que se va y no vuelve.

 

Orrios en la otoñada. foto cac.

 

 

 

Original enArchivo municipal de Orrios.


Transcripción literar de Clemente Alonso Cresp.

Taberna desta Cilla

 

            La taverna se arrienda por tiempo de un año que dara principio el 1º Enero del año primero viniente 1829 y finara el 31 Diciembre el mismo año conlos pactos siguientes:

            Que el Assentador deberá surtir la taberna de vino del Reyno de Valencia aprobado por el Ayuntamiento y de parte tendrá 11 quadernas por cantaro de vino y quando se le mande por la Justicia y Ayuntamiento baya a Cariñena por el tendrá 13 quadernas por cantaro de bino, sin abono de la medida, y devera tomar el centeno a los becinos al precio del Almudi de Teruel y deberá tomar los huevos al precio de la tienda y si trahe el vino de Teruel tendrá de parte un sueldo de a doce dineros por cantaro vino y si en la villa lo comprare deberá venderlo dinero mas, con aprobación del Ayuntamiento. Que devera dar el Assentador para la procesión de Santa Ana 12 cantaros de vino, tiene de bistoreta? 21 cantaros de vino y estos deberá darlos a 12 dineros la media, deberá sacar un quartillo cada vacio y sera de su cuenta el venderlo el vino, pagara un doblon para compiner la casa. En todo tiempo tendrá la puerta abierta, desde el punto de dia hasta las nueve de la noche y caso que trajera bino agrio o no de recibo la Junta tendrá potestad para demandarlo

…?... y si le falta el vino de sol a sol pagara la multa de un Duro, si no es por un trabajo de nieve? o cosa semejante.  Debera dar fianza o fianzas a satisfacción del Ayuntamiento.

                                                       

 

                                    Obligacion de la taberna

 

   Que yo Agustin Ros, me obligo por tiempo de un año a juntar la taberna de esta villa, con los pactos y condiciones que se espresan a continuación en el cartel en 33 dineros por cantaro de vino. Siendo a todos ellos fianzas Mariano Estevan labrador y vecino de esta villa y Juan Martin labrador de la pUebla de Valverde y no firman por que espresaron no saber la irmo yo el Secretario Interino en la villa de Orrios a diez y seis de Diciembre de 1829.

            Manuel Mateo. Recibidor

            Frabscisco Abad, Secretario Interino y firmo con Mariano Estevan y Juan Domingo por Martin también fianza que espresaron no saber.

            Domingo Fortea. Diputado

 

Nota. Igualmente firmo el Secretario Interino por los demas S.S. del Ayuntamiento

                                               Abad Secretario Interino.

 

 

       

El río Alfambra a su paso por Orios. foto cac.

 

miércoles, 20 de enero de 2021

lunes, 18 de enero de 2021

Orrios. Horno de pan cocer.

 

 


 

             Por treinta panes uno de poya. Era el jornal del hornero. No le faltaba pan. De lo demás, todo.

 La tarde anterior la abuela me mandaba traer la levadura. Una vez la guardaba una, la otra la siguiente. Las dos vecinas. La tia Coja, Mariacruz o Taraya. Así le decían. La mía, Novata. Vecinas. Menuda pareja. De la misma edad año arriba o abajo. Un perol con la levadura. Resto guardado en la última masada. Fermento necesario para conseguir el pan. Con los primeros hielos de enero el par de sacas de harina estaban llenas. La molinada se había hecho antes de la Navidad. Dos sacas bien llenas. Otras ocho de granzas en forma de salvado con las cascarillas del trigo. Para el verbacho de los puercos recién nacidos. Como biberón de engorde.

            El pan. El zagal le pedía el perol rebosado de levadura. La tia Taraya se lo daba. La abuela al anochecer, cuando comenzaba la helada, abría la artesa. Empezaba a eñir. Poco a poco sus dedos sarmentosos engarzaban la masa. Bien cernida la harina. Olor sabroso mientras aumenta el volumen. Luego reposo en la artesa. Ya en la madrugada a la abuela no le quedaban fuerzas en su brazo astillado para batir la masa. Y que si mecagüental y mecagüenlotro del hijo a quien le toca levantarse para batir con fuerza y con aire. Y otra vez el reposo de la masa. Tiempo lento del temple fermentado. Cubierta la masa con el mandil bien limpio. Como de un niño abrigado. Bien tapada la masa en la canasta.

Camino del horno. Con el carretillo. Abuela y nieto. Pisando los charcos crujientes ya helados marcados por las ruedas de los carros. Ocho o diez mujeres en el horn. Cada una a lo suyo. Hablando en los silencios de sus voces. Lo que se habla en el horno allí se queda. Razón de vida. Hasta en los papeles está escrito. Troceando la masa con golpe seco. Marcando la hogaza con la señal de cada una. Pellizco aquí o al otro lado. Peineta trenzada en la misma masa. Ya en la pala hornera. Y venga otra que el fuego están en su punto. El hornero se mueve. Abre y cierra la puerta de hierro. Reluce la lumbre. Calientan las brasas. Se cuece el pan. Van saliendo los panes. Los bate el hornero con su pala. Cada mujer recoge los suyos. La poya, un pan de cada treinta, para el hornero. Lo no le falta pan. Pero a él y a sus hijos, siempre muchos, les falta de todo.

            Diez o doce días después, de nuevo y otra vez. Antes, cuando el pan blando, el zagal se chupa los dedos mojándolo en el huevo frito por la misma abuela. Luego, en las tardes, bocao de pan ya más duro y puñao de olivas. Cuando la hogaza se hace tasturra chorritada de vino y algo de azúcar. En las mañanas perol de sopas. Raspadura de pan, un ajo picao, agua hirviendo y a la escuela. Cepurro ardiendo para calentar la estufa. De vez en cuando migas. Vueltas y revueltas en la sartén con raserada de grasa del último matapuerco, sobre las trébedes, traudes dicen.

            El pan que no falte. El hornero siempre tenía. De lo demás, nada.

 


 

           


Año 1829. Orriendo. Arriendo del horno. A.M.O.


Orrios, 1.829

A.M.O.

Transcripción de Clemente Alonso Crespo.-

 

 

 

 

                                               Arriendo del horno

 

                                                    Cartel

 

 

  El Horno de esta Villa de arrienda con los pactos y condiciones siguientes: Primeramente es pacto: Que el horno se arrienda por tiempo de tres años, que darán principio en primero Abril, de este presente año, y finará su arriendo en mes Abril año 1831.

            Item es pacto: Que será de cuenta del arrendador el palearse el horno, cuyo arriendo del citado horno se pagará en tres plazos, que se contarán el primer plazo el día de Santa Cruz de Mayo. El segundo plazo a San Miguel, y el tercer a la Natividad del corriente año de 1829. Es pacto que la postura por año es de treinta pesos y se pagará como ha sido costumbre al arriendo del horno, de treinta panes uno, esto es de poya. Item es pacto que si por culpa del arrendador, o bien sea por descuido del mismo, sucede alguna vez que el pan es picado, será de su cuenta el pagar todo el perjuicio en que resultase que deberá dar fianza a satisfacción del Ayuntamiento.

 

            Quedó rematado este arriendo en el postor más ventajoso que lo fue José Montón mayor, en cantidad de treinta pesos y se constituyen fiantes de dicho arriendo a Gaspar Mateo labrador y vecino de esta Villa y  que se obligó con su persona y bienes muebles y sitios habidos y por haber y lo firmara el que supo, y por del que no lo firmó yo el Secretario.

 

      Orrios 14 de Marzo de 1829

 

 

            Josef Martin firmó por Sebastián García y José Montón  fianzas que dijeron no saber escribir.

 

 Por mandato de dichos ss. Y por los habitantes?   Ángel Abad

 

                                       Pablo Gil   Alcalde.

 

 


La abuela y sus manos sarmentosas.