lunes, 20 de junio de 2011

Roturar y sembrar. Ganaderos y labradores.




Ovejas y rastrojos. Camino a no sé dónde. @cac.


           Orrios es lugar de erizos, de aliagas, de enebros, según etimología que coincide con el lugar del mismo nombre, hoy en la provincia de Lugo, de donde era oriundo el conde Rodrigo de Sarria, el guerrero medieval que llegó a estas tierras después que el rey Alfonso II le donase el territorio por su ayuda en el asalto y destrucción del castillo de Milagro, en Navarra, en el año 1.171.
              El peñasco calizo que vigila el caserío aún recibe hoy el nombre de “piedra de Rodrigo”. Sobre ella se asentó más tarde la ermita de San Cristóbal, hoy en ruinas, desde donde se vigilan los caminos de acceso a la población por los vados del río Alfambra. Y desde ese mismo lugar se divisa todo el territorio afectado por el fuero de Alfambra, otorgado a los pobladores brabazones y vascones, réprobos cristianos que siguieron al citado conde.
              Las tierras altas, erizadas y agrestes, tierras de secano de riego imposible por el manantial de El Vadillo sabiamente distribuido por los pobladores musulmanes anteriores a la conquista de estos réprobos sirvieron de pasto para las ovejas. Tuvo que llegar el año 1916 para que los vecinos de Orrios se decidieran a roturar esos lugares, llamados Planos, antesala del más elevado y abrupto en donde todavía hoy se mantienen las encinas y los enebros que llevan hasta el límite de la sierra llamada de El Pobo.
              Ya antes alguno había intentado roturar estas tierras y hasta aprovechó las noches de luna llena para labrar con sus bueyes y tomar lo arado como propio. Por eso los orrianos solicitaron roturar todo el Monte Plano como se escribe en el documento que adjunto. Por eso aún hoy los descendientes de entonces mantienen sus propiedades repartidas en esa partida.
              No estuvo exento de problemas este reparto, pero en el año 1919 ya tenían los vecinos escrituradas sus tierras. Los mismos agricultores, que también eran ganaderos, decidieron que las ovejas podían aprovechar los rastrojos después de la siega, conservando el derecho de primacía el ganado propiedad del dueño de la tierra. Después, cuando el ganado del propietario ya había comido en el rastrojo y éste dejaba de estar sencido ya podía entrar, de seguido, cualquier ganado.
             Todos los propietarios tenían el mismo derecho, por lo que las tierras roturadas sirvieron para usos agrícolas y ganaderos, conservando derechos mutuos propios y comunales. Un sabio derecho que se rompió hace media docena de años cuando desapareció y ahora solo los propietarios de la tierra disponen de sus rastrojos para sus propios ganados. Así, quienes tienen más tierra pueden tener más ovejas y los que no la poseen no pueden alimentar a las suyas salvo que compren ese derecho de pastos sobre los rastrojos. Pero son muchas las tierras que se quedan yermas en las propiedades de labradores sin ovejas. Los pastores dicen que solo se las pueden comer con los ojos.
            Esos lugares erizados fueron los que dieron nombre a este lugar de Orrios, aunque cirtculen otras etimologías no contrastadas, acurrucado en sí mismo para no quitar ni un palmo de tierra a la que disponía el derecho de agua con el manantial del Vadillo y su Cañada de Fuentes, hoy acumulada en la balsa y distribuida para el riego con tubería de presión.
     Transcribo aquí las palabras de ese documento, casi servil, dirigido a “las autoridades” dirigido por los “sin tierra”
  
    Los que sus suscriben, mayores de edad y vecinos de esta villa, como lo acreditan con sus cédulas personales que exhiben y suplican les sean devueltas. A V. con el debido respeto y consideración exponen: que la finca que el Ayuntamiento de su Presidencia administra sita en este término municipal denominada “Monte Plano” propiedad particular de los vecinos de esta localidad, la cual se halla en la actualidad destinada a pastos para los ganados, creen más ventajoso los recurrentes sea dividida por iguales partes entre todos los vecinos de la población; con el fin de convertir dicho Monte en un hermoso campo; en donde el mayor número de vecinos sean si totalmente pobres, puedan recolectar algunos Hectólitros de trigo para poder atender en parte al alimento corporal de sus tiernos hijos; necesidad tan perentoria que se antepone a toda la riqueza pecuaria existente.
         Por otra parte, la riqueza que produce el cita Monte consistente en pastos, solo es para aquellos ganaderos que llevan allí a pasturar sus ganados, quedando más de la mitad de los recursos sin utilidad alguna y expuestos si no se procede a la operación que se solicita a abandonar el suelo patrio, emigrando a naciones extranjeras, en donde con nuestro trabajo, podamos proporcionarnos las subsistencias para nosotros y nuestros hijos.
                                      Por tanto
A V. Suplicamos, se digne dar cuenta de la presente instancia a la Corporación que tan dignamente preside; y examinadas las razones expuestas, acceder a lo solicitado, si su justicia procede.
         Gracia que no dudamos conseguir de la rectitud de V. cuya vida guarde Dios muchos años.
         Orrios veintisiete de octubre de mil novecientos diez y seis.
                   Los recurrentes
El original en el Archivo Municipal de Orrios. @cac.




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