Biblioteca de Orrios
Sí, Orrios tiene, por fin, una Biblioteca pública.
Costó tiempo y hasta sinsabores, pero ahí está. En un edificio de la plaza del Barrio Alto, ocupando un espacio limitado por las piedras de la barbacana que sujetaba los desniveles de lo que en tiempos fue llamado el Castillo, mirando a la torre de la que fue iglesia vieja, orientado al sur para recibir la luz del sol de todo el día. Ahí está para quien quiera acceder a ella.
Costó más de tres años conseguir dotarla de una estantería, unas mesas y unas sillas, y malentendidos con algunos politiquillos que buscaban sus arrimos cuando les interesaba y hacían escribir cartas cuyas palabras no entendían, pero ahí está para quien quiera hacer uso de sus libros, de sus revistas, de las fotografías de sus gentes, de sus discos grabados con documentos de la historia de Orrios.
En un breve acto entre las fiestas de este último verano, con la presencia de quienes quisieron y con la llamada sonora de la banda municipal de Utrillas el Alcalde, Daniel Marzo, la inauguró y agradeció la donación. No hubo ningún representante de la política comarcal o provincial. Menos mal. No nos hacían falta.
Media docena de adolescentes abren y cierran la sala de lectura cuando alguien la precisa. Quien quiere se lleva los libros que necesita y los devuelve en su tiempo de lectura. Los álbumes de fotos a veces descienden hasta la plaza y los vecinos miran, dialogan y recuerdan otros tiempos.
Es un lugar abierto para que en él se junten las gentes que quieran para los momentos que necesiten. Los libros y revistas ya no caben en las estanterías, los viejos pupitres de la escuela y un armario de los viejos tiempos esperan su reparación. El ábaco desaparecido que nos enseñó las cuentas marca invisible el paso del tiempo.
Ahí está, desafiando a los tiempos de silencio lector.
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