El manzano comienza a florecer. @cac. |
Terminé la poda hace unos días. Luego,
para la sanjorjada, ya el cerezo dejó de florecer y volvieron renovadas las
hojas. Los manzanos han comenzado a abrir sus yemas y los tulipanes han reventado sangrados. La noguera espera temerosa a echar su flor verdosa y amocada. Aún los chopos no sueltan los vilanos y el cucut no se ha presentado alegre con su cresta estrellada.
La primavera, aquí, siempre es tarda. Siempre
hay que temer estos últimos días de abril y los primeros de mayo. Cuando se
rozan los cero grados las flores de los manzanos, por muy reinetos que sean,
corren el riesgo de la helada. ¡Cuántas veces los ves henchidos de flor en un
día de sol espléndido reventando en su belleza, y, a la mañana que sigue,
con la aguareda convertida en rosada, los pétalos ya marchitos tras la noche
aciaga languidecen muertos!
Y aun así los pastores me dicen que hasta el cuarenta de mayo no me quite el sayo.
Y aun así los pastores me dicen que hasta el cuarenta de mayo no me quite el sayo.
Las lluvias pasadas parece que han
mantenido más suaves las noches. Cuando regrese a la casa, tras estos días
toulousanos junto al Garona, con un fondo hospitalario de quimioterapia,
quedará la esperanza machadiana de otro milagro de la primavera que acogerá de
nuevo a la familia.
El cerezo ya con hojas y la noguera en esqueleto. @cac. |
Los tulipanes abiertos para recibir la soleada. @cac. |
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