En este confinamiento de cuarentenas alargadas uno ha tenido tiempo para retirar de aquí y de allá papeles y escritos dejados al azar por unos sitios u otros.
Un poco cansado ya de tantos días a la espera, aguardando a que esta peste coronavira nos vaya dejando en paz y cuando, por fortuna, parece que se ha detenido la sangría humana de tantos muertos, recupero un texto de hace muchos años.
Un homenaje más a tanta gente humilde que sigue en el tajo, poniendo los ladrillos con que otros, menos humildes, especulan con las vidas de quienes se suben al andamio y con sus familias.
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