Monte, agua, tierra para cultivar, industrias para despegar y entonces incentivar a pastores, ganaderos, labradores, personal de diferentes servicios, médicos, enfermeras, mujeres y hombres, maestros, mecánicos, herreros, hosteleros, inversores transformadores de productos primarios, electricidad, gasoil para la maquinaria, internet en todos los lugares, mejoras en carreteras y caminos… … …
¿Acaso no se incentiva a los inversores, en general, poniendo terrenos urbanizados a precios ajustados en los polígonos industriales cercanos a las ciudades ya desbordadas?
¿Acaso no se incentiva a las empresas que contratan a personal rescatado en señuelos de levas, en pagos a la seguridad social?
¿Qué vamos a hacer con tanto molino ventoso y tanto panel solar que sembrarán de luces los reductos tan lejanos y que aquí no dejarán más que espacios maltratados fuera de cuatro cuartos que sólo son pan para hoy y hambre para mañana? Años antes nos inundaron con pantanos que se llevaban la electricidad y tras ellos a las gentes obligadas a abandonar sus tierras. Si los interesados en ganar cuantos más dineros mejor son capaces de invertir aquí, en estos lugares, con esos artilugios de gigantescos molinos ante los que uno enloquece como nuevo Quijote, por qué no se pueden levantar industrias en estos mismos lugares.
Aquí nos estamos quedando con abundantes granjas de cerdos, de puercos decimos aquí, junto a esos paneles y esos molinos. (Claro que los molinos y paneles ni sienten el olor ni comen los derivados de los puercos)
Quienes resisten por estos lugares todavía hoy, en esta tierra en ocasiones erizada, también deben aportar sus propuestas. No todo consiste en verlas venir o verlas ir.
Ya la emigración de la España rural a las ciudades se acabó hace tiempo. Entre otros motivos porque no queda gente joven y además, aquí, no nace ni dios.
Que llegue gente con ofertas de trabajo y posibilidades de formar una familia. No queda otra. Si no vacío y vacío. Dentro de un par de días esto sanseacabó. Y quien venga detrás que arree. Ni siquiera hace falta que el último apague la luz. No habrá último.
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