En el contraluz de la tarde la ermita desmoronada de san Cristóbal espera la noche, somo siempre, en su silencio.
Es posible que una cabra montés se acerque hasta ella buscando las sombras con la puesta de sol. Se subirá hasta el paredón desmoronado, quieta, inmóvil total. Mirará con sus ojos desorbitados las pocas gentes que quedan en el pueblo.
Un tiempo de espera.
foto cac. |
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