Con la atardecida la borrasca se ha metido entre los barrancos que sangran la Sierra. Una oveja se ha desventrado en su caída por los picachos de las agudas pedrizas. El pastor la carga sobre sus hombros y emprende el camino azotado por la ventisca. Se acerca la última noche del año y la quiere pasar en casa con sus hijos pequeños y con su mujer, quienes le esperan al reclamo del calor de los leños de carrasca donde brotan las llamas.
El camino es largo, como larga y dura fue la añada que hoy termina.
@cac. |
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