La masada de la Venta, en Alfambra. @cac. |
En la carretera que va de Teruel a Alcañiz. Casi en la mojonera que delimita los términos de Alfambra y Orrios.
Los de Alfambra le llaman de la Venta, los de Orrios de las Canales.
La masada y la paridera de la Venta todavía se mantienen en pie. Justo antes de cruzar la rambla donde confluyen las canales del barranco de Altabás que viene desde las parcelas del monte en el límite con Camañas, y el barranco de la Hoz que traza unas cuantas hoces mientras se abre paso entre horadados y duros peñascos, arrancando desde los pozos de Perales y atravesando las tierras de Orrios por las partidas de los Pelarchos y las Mangas.
Y para cruzar esa confluencia de los barrancos que aquí se convierten en rambla que atraviesa la vega de tierras rojas que da nombre al río Alfambra, en donde desagua, se construyó un puente para evitar el vadeo de esta rambla.
Antes de que lo levantaran, en la década de los años veinte del siglo pasado, los arrieros que conducían sus recuas desde Teruel hasta la llamada tierra baja alcañizana tenían su lugar de parada aquí, en la venta, pernoctando para luego seguir por la llanada de Perales y arrear a los mulos para que no renquearan pasmados por el Esquinazo de Cañada Vellida ni se atascaran más adelante por la Val de Jarque, hasta llegar a Aliaga, o por otro camino tan duro o más a Montalbán. Por allí más refugio y luego apretar bien los riñones tirando del carro hasta que vencido el puerto de Mejalinos acabar en el refugio de la conocida Venta de la Pintada, en el inicio del descenso hacia la tierra baja.
Pero estamos en la Venta junto a la rambla de Altabás o de la Hoz, lugar estratégico para defender por los milicianos en la pasada guerra civil en aquellas batallas de las cotas ocupadas con trincheras y parapetos donde no se disparó ni un solo tiro, porque las muertes criminales siempre quedaron en la retaguardia, sufridas un día y otro por la población civil, preñadas de odios fratricidas.
Y justo en este lugar, parejo al puente carretero, el gobierno primoriberista levantó este otro del ferrocarril que debiera haber conectado la capital de la provincia hasta la tierrabajina Alcañiz.
El puente desde la salida de la rambla de la Hoz.@cac. |
Nunca hubo tal tren.
Hoy las estaciones son esqueletos pétreos y estructuras férreas que aún desafían al tiempo.
Algunos tramos del cauce excavado del ferrocarril se han convertido en caminos que transitan hoy los tractores. En algún tiempo los túneles cobijaron a las gentes de los bombardeos de las pavas del ejército sublevado durante la última guerra. Más tarde sirvieron como cavas donde se experimentó el cultivo del champiñón y hasta hace unos treinta años no podía entrar nadie en ese cauce caminero, ni siquiera los ganados en busca del buen pasto que en ellos se criaba. Un guardia, a quien se apodaba siempre el Ruso, se encargaba de atizarles una multa mientras los denunciados sacudían los redioses y le mentaban el alma al tal Ruso.
El puente del ferrocarril. Al fondo el de la carretera.@cac. |
@cac. |
Gran entrada. Esa hilera de estaciones deberían declararse, así, en ruinas, sin mejoras ni reconstrucciones, pero sin más deterioro del que ya sufren, monumento provincial. Siempre he pensado que es uno de los símbolos que mejor explica nuestra historia.
ResponderEliminarMe ocurre con frecuencia en estas entradas, como me ha ocurrido con esta, tener la sensación de que se trata de un fragmento de algo mayor, de una narración mayor. Quizá tan solo porque seguiría leyendo mucho tiempo. Enhorabuena.
La escultura "El sueño" también llamada "El tren de los sueños", es obra del alcañizano Juan José Barragán, realizada en el año 2002
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