De cuando en cuando y todos los días me
llega la vomitera, me invade la náusea.
Tantas mentiras en televisión, en la
radio, en periódicos, en todas las variantes de internet.
Se miente y se miente. Se dicen
mentiras y bajezas sobre personas honestas, se eleva a categoría infinita la
banalidad más absoluta
Tal
como está la femera mediática española, fermentada por la apocalíptica desatada
de crisóstomos federiquines, boquitas de oro, sinrazones varias, abecedarios,
barberas con caloret, plasmáticos de sangre de horchata, herrerías palabreras,
otros adláteres etc caetera, esta España sigue siendo la de la “Corte de los
milagros”, la de charanga y pandereta, la de los cabestros cornudos, la de dame
pan y dime tonto, la que quien más chifla capador, la del chufla chufla que ya
te apartarás, la de los dos millons de peles, la de aguanta Luis, la de
Desesperanza Aguirre marquesa del Chotis.
Es necesario leer libros como los de Emma
Reyes y páginas que a uno le confortan para seguir trabajando, para continuar
creyendo en la honradez, para seguir aprendiendo de las gentes honestas, para
practicar la generosidad, para compartir con otros lo mejor de cada uno.
Así me he sentido mientras he estado
leyendo este libro “Memoria por correspondencia”, donde, con una sencillez de
maestra en el estilo, nos cuenta de manera epistolar dirigida al escritor
Germán Arciniegas las penalidades de una orfandad entre encierros y
sometimientos conventuales y las que siguieron por una geografía americana y
europea.
Todo contado con maestría, sin dolor,
sin pena, con asimilación sencilla y asunción serena de una vida, con un humor matizado de ironía, con una ironía traspasada
de humor, y dedicando sus derechos de autor a acogida de huérfanos.
Como muestra, aquí tienen unas líneas en las
que se nos explica el misterio de la Santísima Trinidad en estos momentos en
que, ante los tribunales, se avivan los “Autos de fe”.
(Ojo lector:
puedes acabar denunciado y fiscalizado para que la añorada, por algunos, Santa
Inquisición te enchirone y apriete perro. A.M.D.G. Ramón Pérez de Ayala dixit)
Pág.
68… la monja… otro día nos contó las historia de un niño que se llamaba Jesús,
la mamá de ese niño también se llamaba María, eran muy pobres y habían viajado
en burro, como nosotras cuando fuimos a Guateque. Pero ese niño Jesús tenía
tres papás, uno que vivía con su mamá, que se llamaba José y que era
carpintero; el otro papá era viejo con barbas y vivía en el cielo entre las
nubes y ese papá sí era muy rico. La monja nos dijo que él era dueño de todo el
mundo, de todos los pajaritos, de todos los árboles, de todos los ríos, de
todas las flores, de las montañas, de las estrellas, todo era de él. El tercer
papá se llamaba Espíritu Santo y no era un hombre sino una paloma que volaba todo
el tiempo. Pero como la mamá vivía solo con el papá pobre, no tenían casa en
qué vivir y cuando nació el niño Jesús tuvo que ir a nacer a la casa de un
burro y de una vaca. Pero el papá viejo, rico, que vivía en el cielo, mandó una
estrella donde unos amigos de él, que también eran muy ricos y que se llamaban
Reyes como nosotras, esos señores vinieron a visitar al niño Jesús a la casa de
la vaca y el burro y le trajeron tantos regalos y oro y joyas y entonces ya no
fue más pobre sino rico. Yo le pedí que nos llevara a donde estaba ese niño;
dijo que el niño ya no estaba en la tierra, que se había ido a vivir con su
papá rico que estaba entre las nubes, pero que si éramos buenas y obedientes lo
veríamos en el cielo.
Nosotras
pasábamos horas mirando al cielo para ver si lo veíamos. … … …
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