Se acabó la intoxicación del bla, bla, bla de las elecciones. Ya no interesa que Venezuela exista. Como Teruel que sólo existió la última tarde del cloaqueo del bla, bla, bla y televisivo. Por allí apareció el Presidente en funciones de no sé qué ... fuese ... y no hubo nada.
Pero Venezuela existe y Teruel existe.
Aunque en ocasiones los espíritus malignos aparecen en la historia de cada quien. Así me ocurrió a mí en el veraoo del año 2.000, cuando me encontré la aparición en carne mortal de nuevo, según los cánones inquisitoriales de la iglesia católica eterna, del mismísimo loco y enloquecedor Lope de Aguirre, baztanés sin rumbo ni ley, quien quemó, destruyó, degolló a cuanto ser se le puso por delante, incluida su propia hija, en las tierras de los llanos venezolanos, en los mismos lugares en donde nació y creció el autodeclarado bolivariano Hugo Chávez.
Lean si les apetece el texto, algo largo, que apareció publicado en febrero de 2.001 en la Revista "Trébede" (mensual aragonés de análisis, opinión y cultura).
Tal como ocurrió lo conté. Sólo cambié algunos nombres propios.
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