Crisanto Polo Sorrulla. |
Crisanto Polo Sorrulla |
Esta
fue la última fotografía que Crisanto Polo Sorrulla envió a su familia.
Tenía 21 años cuando
murió, como tantos otros, en diciembre de 1938, cuando ya la guerra civil
española finiquitaba.
La fotografía la guardó durante toda su
vida Elvira Sorrulla López, Doña Elvira, como siempre la conocimos en Orrios.
Doña Elvira llegó a Orrios en 1950,
como Maestra de la Escuela de niñas.
Aún la recuerdo desdibujada llegando en
silencio a la escuela, ensimismada, enlutada de arriba abajo, sin una sonrisa.
Todas las madres decían que enseñaba mucho,
que las niñas de la escuela aprendían antes a leer que nosotros, que además era
muy hábil con la aguja y el dedal, que hasta les hacía plantillas con papeles
de viejos periódicos y les ayudaba a confeccionar sus propios vestidos.
Nunca la veíamos más que cuando iba y venía de
la escuela.
Nunca
las niñas cantaban el “Cara al sol” como hacíamos nosotros todos los días al
entrar y salir.
Llegó con un hijo y una hija. Nunca vinieron a
la escuela. Sin marido. Viuda.
Hace un par de años uno de estos hijos
extrajo esta fotografía entre otros documentos. Fue entonces cuando me habló de
su padre, Fermín, de su niñez en Formiche y en Cabra de Mora. Del expediente a
su padre por su afección a la República, de la depuración y sanción a su madre
durante dos años sin poder ejercer como Maestra, de su destierro a Orrios, de
su hermano Crisanto, el de la fotografía, que había obtenido el título de
Bachiller en el Instituto de Teruel y quería ser Maestro, de su voluntariado
como soldado, de su muerte como teniente del ejército republicano y de esta
fotografía que ahora rememoro.
La
había tenido guardada entre los documentos que le legó su madre. Y por fin se
había decidido a enmarcarla y a ponerla en la pared de su casa. Con las palabras que la madre, de su propia mano, había escrito en ella.
Muchas personas llevaron el luto toda la vida, como mi abuela Juana, a mi abuelo lo mataron en la guerra, dejándola sola con los dos hijos, yo recuerdo una fotografía de mi abuelo el marco eran unos hilos entrelazados.
ResponderEliminarQué de vidas tapadas, enrunadas, censuradas. No parece que cambiemos nada con los años, con los siglos. Habrá que seguir soñando.
ResponderEliminarUn relato escuelto, como las palabras de doña Elvira, que estremece las entrañas. Un historia, por desgracia, compartida con muchas maestras y con muchas familias españolas.
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