Paulino Fortea Novella, su esposa Benigna Ruiz y tres de sus cuatro hijos: Victoria, Paulino y Consuelo. Hacia 1937. Foto: gentileza de su nieto Pascual Fortea, hijo de Paulino. (Lidpöping, Suecia) |
Nunca le oí una palabra al tio Paulino. Iba y venía a paso lento, casi cansino, poniendo las vinajeras, encendiendo y apagando las velas con el pábulo en la mano, tocando la campana de la sacristía cuando salía el cura y protegía entre sus manos el copón y los bártulos de consagrar.
Se quedaba sentado en un pelote sillero junto a la sala que fue capitular de los sanjuanistas.
Siempre iba vestido con unos pantalones raídos y una chaqueta de pana sobre una camisa blanca envejecida y limpia.
Terminada la misa, cuando ya se habían ido todos, cerraba la puerta claveteada de la iglesia mientras aquel cura, Navarrete llamado, pegaba la hebra tabaquera con los pudientes de Alfambra.
Terminada la misa, cuando ya se habían ido todos, cerraba la puerta claveteada de la iglesia mientras aquel cura, Navarrete llamado, pegaba la hebra tabaquera con los pudientes de Alfambra.
Entonces él, siempre en silencio, se calaba la boina y descendía por la cuesta de las Pescatería caminando hacia su casa.
Ocurría un domingo detrás de otro y en las fiestas de guardar y aún más rato en las agosteras de la santa, aquella Beatriz romana, virgen y mártir, por supuesto.
También acudía a tantos rezos rosarrieros, tantas vísperas temporeras, tantas tinieblas semanasanteras, tantos relicarios como se le ocurrían a aquel guerrero transferido de cruzado, su señor, aquel mosén Navarrete. Había que pagar las deudas.
Desapereció el tio Paulino sin conocer yo cómo ni cuándo. Pasado el tiempo, el vicio de la pasión libresca y documental me llevó a distintos archivos organizados, esquilmados, saqueados, quemados, abandonados, cuando no encadenados en los que, a trompazos y empujones, me ayudan a conocer la vida que nos hizo como somos, a conocer nuestra historia.
Hace un par de veranos , el alcalde actual de Alfambra me autorizó a consultar unos miles de documentos metidos en cajas de cartón depositadas en lo que fue leñera de la escuela, en los bajos del actual Ayuntamiento.
Siempre un archivo, aun desordenado, nos sirve para encontrarnos a nosotros mismos, para conocer quién fuimos y hacia dónde vamos.
Allí encontré entre otros estos documentos que adjunto.
Simples pero elocuentes para conocer las presencia, aunque breve, de las anotaciones anarquistas que dejaron su huella en aquel primer año de aquella guerra cruel e incivil.
La casualidad hizo que este pasado verano un nieto de aquel Paulino, sacristán alfambrino, me remitiese desde su afincamiento en Suecia, una fotografía familiar. Aquel tio Paulino, como le llamábamos todos, que fue miembro de la Colectividad agraria alfambrina, instaurada por gentes de la CNT-AIT FAI en 1937, y luego sacristán sometido al cruzado de la causa nacional católica alfambrina.
Ocurría un domingo detrás de otro y en las fiestas de guardar y aún más rato en las agosteras de la santa, aquella Beatriz romana, virgen y mártir, por supuesto.
También acudía a tantos rezos rosarrieros, tantas vísperas temporeras, tantas tinieblas semanasanteras, tantos relicarios como se le ocurrían a aquel guerrero transferido de cruzado, su señor, aquel mosén Navarrete. Había que pagar las deudas.
Desapereció el tio Paulino sin conocer yo cómo ni cuándo. Pasado el tiempo, el vicio de la pasión libresca y documental me llevó a distintos archivos organizados, esquilmados, saqueados, quemados, abandonados, cuando no encadenados en los que, a trompazos y empujones, me ayudan a conocer la vida que nos hizo como somos, a conocer nuestra historia.
Hace un par de veranos , el alcalde actual de Alfambra me autorizó a consultar unos miles de documentos metidos en cajas de cartón depositadas en lo que fue leñera de la escuela, en los bajos del actual Ayuntamiento.
Siempre un archivo, aun desordenado, nos sirve para encontrarnos a nosotros mismos, para conocer quién fuimos y hacia dónde vamos.
Allí encontré entre otros estos documentos que adjunto.
Simples pero elocuentes para conocer las presencia, aunque breve, de las anotaciones anarquistas que dejaron su huella en aquel primer año de aquella guerra cruel e incivil.
La casualidad hizo que este pasado verano un nieto de aquel Paulino, sacristán alfambrino, me remitiese desde su afincamiento en Suecia, una fotografía familiar. Aquel tio Paulino, como le llamábamos todos, que fue miembro de la Colectividad agraria alfambrina, instaurada por gentes de la CNT-AIT FAI en 1937, y luego sacristán sometido al cruzado de la causa nacional católica alfambrina.
Documento. Original en Archivo Ayuntamiento de Alfambra (A.A.A) |
Documento de pago. Colectividad de Alfambra. Original en A.A.A. |
Libro registro de la Colecividad de Alfambra. Anotación referida a Paulino Fortea. Original en A.A.A. |
Original en Archivo histórico de Zaragoza. A.H.Z. |
Sobre para cartas, utilizado por el Comité de Abastos de la C.N.T. de Alfambra, con estampillas del control de moneda de la Colectividad. Original en A.A.A. |
Número 1 del Periódico "Victoria" de la CNT-AIT, correspondiente al 24 de octubre de 1936. Publicado en la imprenta que se instaló en Alfambra. |
Gracias por tu labor Clemente, al recuperar la historia de Alfambra, y en particular la de mi abuelo. En el libro de Los curas, ya lo mencionaba Pilar Navarrete, en el capítulo dedicado a su tio Cesar. Saludos
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