Cuando entonces (año 1835) a la "dula", a matar el hambre. Hoy, con algunas cabras protegidas pos pastores eléctricos quedarían limpias las riberas de los ríos. Y con más protección y ayuda a la ganadería extensiva los montes estaría menos expuestos a los incendios.
Todo es cuestión de pensar, querer y actuar en consecuencia. ¡Que no nos vengan sólo con grandes titulares con lo del cambio climático!
Y una cosa... les aseguro que las ovejas, las cabras, las yeguas, las vacas y otros animales cuadrúpedos no comen aereogeneradores ni placas solares. ¡Que ca uno es ca uno!
Fotografía tomada de http://alba-del-campo.blogspot.com.es/p/el-pastoreo-y-la-dula.html |
El hambre los hizo más listos que la
tal.
Recogían las mulas,
los machos, alguna yegua criadora, las cabras sueltas de cualquier casa, un par
de vacas lecheras y hasta alguna oveja cojitranca.
Marcaban la hora al paso de la recogida
con un cencerro desportillado que sonaba hueco.
De puerta en puerta por las calles de
los pueblos en los barrancos y ramblas de las tierras del Alfambra, del Jiloca,
de las sierras de El Pobo, por Ababuj, Jorcas, los valles de Sollavientos y las
parameras serranas del Maestrazgo y por otros lugares más o menos lejanos.
Y
recogían un revuelto rebaño hasta los prados y dehesas boyales donde pasaban
los días y también las noches, junto a los humedales y aún algún esquelético
regato.
Mientras los animales ramoneaban las hierbas
ellos, los duleros, combatían su hambre mamando a pelo de los pezones de las
tetas de las cabras, vacas y, si se terciaba, de alguna yegua criadora de un mulato
retozón.
Hambre no pasaban aquellos días de la
dula, no. Aunque aquella leche caliente succionada de las ubres animales les
atacasen en cagaleras restregadas con los matojos de las hierbas de los
ribazos.
Con el tiempo les marcaron sus fiebres
maltesas y los convertirían en esqueletos cansados llenos de dolores en las
articulaciones de sus codos y rodillas.
Eran los duleros. Servidores casi niños
de las mismas gentes hambrunas de aquellos lugares cobijados en casuchas de
adobes, camastros de pajas entrelazados con los bálagos del centeno, pucheros
magros de tocino rancio, girasoles rastreros cuando había cogidos por los
mismos duleros en las primaveras tardas y algún gazapo de liebre atrapado con
el trenzado enlazado con las crises de los mulos cuando el esquilo.
Por eso fueron más listos que el hambre. Los
duleros.
Aquí
les dejo un documento transcrito literal.
Original en Archivo Ayuntamiento de Alfambra. |
Nosotros Miguel Polo y
Pasqual Ybañez vecino de Alambra nos obligamos guardar la dula de primavera segun
costumbre y arriendo q(u)e aquedado anuestro favor pencipiando la tarde del dia
de oy y concluirá cuando la justi(c)ia lomande y senos pagan 3 r(eales) vellón y
2 ma(ravedis) a cada uno y por noche. q(u)e pagaremos todos los daños y penas
q(u)e las caballerias agan. quelos días de fiestas durara la guarda desde las 4
de la tarde asta las siete de la mañana y los días de trabajo desde puestas de
sol asta las siete de la mañana. queen fianzas presentamos a Enrique Castellot
y Joaquin Fortea y presentes todos nos obligamos con personas y bienes abidos y
por aber
Alfambra 3 de mayo 1835
Enrique Castellot fianza
Pedro Castellot por testi(g)o de lo dicho y
firmo por Mig(ue)l Polo y Pasq(ua)l ootrgantes. Por Joaquin Fortea y por mi
como testigo
Fran(cisco) Galue q(u)e no sabe.
Fino la dula el 21 de
julio inclusive la noche.
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