La cátedra ambulante de la sección femenina de Falange española y de las JONS, reparte comida. |
Algunas reflexiones sobre el texto publicado por el periódico LUCHA el 14 de abril de 1952.
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Estamos en 1952. El cronista enmarca sus reales sentaderas "en las tierras que ponen una orla de fuego al verde y los chopos levantan aun su silueta invernal, impaciente de hojas."
En ese marco fantasioso y redicho se acuerda de los soldados de Yagüe y de Aranda; las brigadas navarras y las falanges gallegas. Sólo falta que ponga el autor como fondo un redoble de tambores y clarines y comience el desfile. ("Ardor guerrero" titularía su experiencia cuartelera Antonio Muñoz Molina cuyo texto recomiendo).
Vamos a ver. ¿Desde cuándo un soldado en el frente de guerra, cuando siente la muerte cercana canta un aire de su tierra con el alma puesta en ella?
El autor ¿ha leído alguna vez algún diario personal escrito por alguno de aquellos soldados? No existe ninguno que no sienta miedo y lo que quiere es salir de la trinchera, huir corriendo o refugiarse en una cueva.
Ah "los hijos de Alfambra que defendieron los muros del Seminario". Qué manera de interpretar los hechos. Sólo falta la emulación con el Alcázar de Toledo que es lo que el general Varela quería repetir con Teruel. (Documentos tengo que lo prueban. Espero publicarlos pronto)
"Las niñas de Alfambra han aprendido a cantar en gregoriano". Doy fe de ello. También los niños y los no tan niños. ¿Y quién hacía cantar en la misa llamada mayor de aquella manera siempre en latín? Pues quizá el mismo cronista que, sospecho inspirado en el propio cura Navarrete que ya llevaba algunos años en el pueblo, que sabía muy bien cómo inflamar sus deseos con sus palabras. No se priva el cronista de entrevistar al propio mosén al final.
"Con las campanas al vuelo y un sábado de gloria... para ensalzar la labor de La Cátedra enarbolando la bandera de España".
Punto y aparte. Para que aparezca toda la retahíla de gobernantes, obispo, curas serviles, militares con grado, fiscales que firmaban penas para algunos que en ese mismo momento estaban vigilados en el mismo pueblo por la guardia civil.
Todo quedaba en bailes amanerados, tablas de gimnasia con faldas y pololos, puntillas realizadas por las mujeres destinadas a ser madres sumisas y esposas dispuestas al reposo de sus maridos guerreros. Y, por supuesto, el baile y el canto de la jota con letras adecuadas al momento para mayor gloria de la España triunfadora.
Y como final "¡Viva la Cátedra!, ¡Viva Franco!, ¡Viva el Prelado!, ¡Vivan las autoridades!" ... y con tanta destrucción en el mismo pueblo incluido en las llamadas regiones devastadas según clama el Gobernador, con su flamígera y exultante fonética, auténtico virrey: "Seguid las enseñanzas que de estas misiones falangistas os han dado, inculcando a vuestros hijos el amor a Dios, a la Patria y a ese hombre providencial que nos la rige: Franco".
Y en la puerta de la iglesia la bendición, el arriar de las banderas y pastas para las autoridades. Y para los que en el texto son llamados pobres
y quiénes fueron los pobres seleccionados, humillados y ensalzados a su vez y, como consecuencia, enfrentados en silencio con quienes no recibieron ni el pan ni la sal.
Aunque claro
En tiempos de la República las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona y La Barraca de Federico García Lorca recorrieron la España rural sembrando cultura.
En los años cincuenta del siglo pasado, en los tiempos llamados del primer franquismo, la propaganda falangista quiso emular, aunque de manera muy diferente, aquellos logros anteriores a una cruel guerra.
Dejo aquí la noticia aparecida en el periódico LUCHA de fecha 14 de abril de 1952. (Qué curioso, era el día 14 de abril. Qué casualidad).
Recomiendo la lectura detenida. Aquí, en la celebración de Alfambra, no faltó nadie de aquellos que eran los amos del cotarro en aquel entonces, de quienes cortaban el bacalao y algo más.
Recuerdo que aquel año, 1952, fue el primero en que asistí a la escuela. Me queda una nebulosa de gentes que iban de un lado hacia otro por el pueblo, de algún automóvil negro y chaparro que no habíamos visto hasta aquel día, de alguna camioneta con sacos atados.
Hoy me quedo con algunas palabras de las que aparecieron aquel día en el periódico llamado LUCHA.
Reflejan con fidelidad aquel acto. El bombardeo causado por aquel lenguaje se fue grabando a machamartillo en nuestro interior. Tardé muchos años en reflexionar y analizar aquel léxico, aquellas sintaxis, aquellos modismos fonéticos y aquellos florilegios lingüísticos.
Lean con calma estas páginas que ahora reproduzco.
Les dejo algunas perlas señaladas. Volveré en otro momento con más de lo mismo.
Franco,
soldados de Yagüe y de Aranda, muros del Seminario, ruinas del glorioso
recinto, batalla de Alfambra, sábado de gloria, bandera de España...
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