Mediados los años que hoy se antojan tan lejanos del siglo pasado, las gentes echaron la llave y se fueron en busca de otra casa que les acogiera después de su jornada de trabajo. Se abrieron entonces también las puertas de los accesos al derecho a la escuela que en definitiva abría y abre todas las puertas. Siempre es la escuela quien recibe la primera bofetada con los tropezones de la vida.
@cac. |
Ojalá nos sirva de algo y abramos de nuevo esas puertas aún hoy cerradas por donde entraban y salían nuestros abuelos, nuestros padres y aún nosotros mismos calzados con albarcas. Hoy nuestros zapatos están gastados y tendremos que remendar nuestras viejas suelas, ya no podemos tirarlos y comprarnos otros en la última tienda de moda cuando nos creíamos nuevos ricos.
Que mal tendrá el campo, para que la realidad de hoy en día olvide fácilmente la historia de donde uno viene...
ResponderEliminarEsperemos tiempos mejores.
Un abrazo