miércoles, 19 de diciembre de 2012

Orrios. En el Alto de la Sierra.



          Iniciamos el camino por La Mezquitilla, donde junto a la balsa que asegura el riego en los veranos aún apuntan, entre la tierra removida, algunos huesos humanos de quienes, según costumbres musulmanas, aquí fueron enterrados.
         En lo hondo quedan las tierras del barranco de las Suertes, a trechos ya labradas o en barbecho a la espera de la próxima primavera.
         Más arriba cruzamos el nacimiento del Vadillo, el manantial que da vida al regadío de Orrios, que fluye rápido hasta llegar a la balsa donde se recoge y distribuye. 
            Al poco, en el inicio de la llanada de Los Planos, llegamos hasta las parideras de la Loma y ya nos adentramos entre las carrascas, un año más sin bellotas, que sirven de cobijo, de alimento y de la leña que siempre ha calentado los hogares de las gentes de Orrios.
           Desde el collado de la Carrasquilla divisamos, hacia el oeste, ya en el hondo, el río Alfambra y más allá el límite de Sierra Palomera, en la divisoria del Jiloca.
           En el corral de esta paridera cercana que levantó mi abuelo reposan los restos de un soldado sin nombre que murió en el tiempo en que, por aquí, los soldados republicanos cavaron sus trincheras, en el repliegue hasta Gúdar, el Maestrazgo y los llanos de Castellón.
           Seguimos ascendiendo el suave camino. Llegamos hasta los corrales del Hortigoso, por donde hoy camina Antonio con su abultado rebaño de más de mil ovejas, con su burra hatera que le lleva el zurrón y la manta. Llegan sus perros hasta nosotros con su saludo de ladridos.
          Desde aquí hasta el Alto de la Sierra se terminan las carrascas y los rebollos. Las lomas se van sucediendo con sus zarzas de escalambrujos ya sin hojas, las aliagas son sólo esqueletos pinchosos arrastrados por el viento, los erizos apuntan afilados entre las piedras. De cuando en cuando algún enebro nos cobija del viento que cada vez sopla con más fuerza. Estamos ya por encima de la Hombría Grande, donde se repliega la mancha verde de los pinos repoblados en los años sesenta del siglo pasado.
         El día se está poniendo desapacible y el viento, aunque del sur, sopla recio y húmedo. Aún así tenemos una amplia visión de la depresión del Alfambra. Desde aquí observamos las tierras y pueblos de Alfambra, Camañas, Perales y los molinos de viento instalados allá lejos, en El Esquinazo y San Just.
         Ascendemos y bajamos lomas. Solpla el viento con fuerza cuando desde el collado nos asomamamos sobre Escorihuela que queda al comienzo del monte. En la parte alta del collado, que no es más que un páramo de piedras y erizos, la nieve se ha acumulado en ventisqueros. Ruedan los cardos arrancados por el viento y suena el runrún de una muy alta torre metálica de observación de la velocidad del dios Eolo, por si instalaran más molinos eléctricos.
         Nos quedan aún tres o cuatro repechos. El viento sigue soplando con fuerza cuando caminamos entre los parapetos de piedra levantados por los soldados que aquí instalaron sus armas para controlar los accesos a la Sierra. Tiros no dispararon pero sí maldiciones mientras se chupaban los dedos en aquel invierno de mil novecientos treinta y ocho. Para calentarse no tenían más algún golpe de coñac.
           Hemos decidido seguir hasta el mojón geodésico que nos sitúa en lo que se conoce como Alto de la Sierra, a 1712 metros. El viento casi nos tumba. Las nubes húmedas se desplazan rápidas. 
           Desque aquí podemos ver El Pobo, Ababuj y Aguilar del Alfambra, en la llanada que recoge las aguas de las nieves de esta Sierra y del límite con Sollavientos. El cauce atraviesa los estrechos pétreos de Camarillas y Galve para regar las tierras bajas en el comienzo de Villalba, la que llaman Alta.
        Casi no podemos detenernos. Se entumecen las manos con el viento que arrecia. Iniciamos el descenso hasta la casa que nos cobija en Orrios. Llegamos cuando la tarde se hace noche para enfrascarnos en la lectura.


 


@cac.

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Alto de la Sierra, 1712 metros. (Elías es el de la derecha) @cac.

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