La vuelta a casa por el camino del río. cac. |
El sol se pone sobre El Alcamín. cac. |
En los comienzos del otoño tengo una cita anual con El Toscar.
El abandono de los campos por sus dueños han hecho de él un lugar salvaje. La casa del masovero y el viejo molino han quedado cubiertos por la selva arbolada. He encontrado ya mis propios senderos. Camino entre zarzas, espinos, negrillos, cerezos silvestres, rebollos, alguna carrasca, chopos y álamos, además de la ajedrea y los espliegos perfumados. Todos muestran su diverso colorido. Toda la fuerza marcada antes de comenzar la muerte aparente cuando llega poco después el invierno. El manantial discurre borbollando hacia abajo buscando el río. Entre las hojas caídas los hilillos de agua discurren sin ser vistos. Mis botas comineras marcan la humedad y por ella me guío. Es el momento del regreso. Desde allí queda la vega de El Alcamín mirando hacia el Larroya con el lugar y sus casas deshabitadas, sin gentes.
poco a poco...
la tarde pardea... cac
El silencio se hizo noche. cac.
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